De
como, ante la inesperada muerte de su esposa, Ana Josefa de
Pivival, en Madrid en enero de
1720, Miguel Calderón
se desplaza a Cádiz con objeto de disponer convenientemente su
herencia y legado. En este contexto temporal es cuando se redactan,
ante escribano público, los dos documentos, que se van a
transcribir, de donaciones, uno a la Parroquia de Santa Catalina, y
el otro, al Convento de Nuestra Señora de las Virtudes.
«DONACIÓN,
DON MIGUEL CALDERÓN DE LA BARCA DEL REAL Y SUPREMO CONSEJO DE INDIAS
A LA FÁBRICA DE LA PARROQUIA DE SANTA CATALINA DE ESTA VILLA. // En
la Villa de Conil, Torre de Guzmán de la Frontera, en veinte y ocho
días del mes de mayo de mil setecientos y veinte años, ante mí el
escribano público del número mayor del Cabildo de esta dicha Villa,
y de los testigos que han declarados, pareció estando en las casas
de su morada el Señor Don Miguel Calderón de la Barca,
natural de esta dicha Villa, que doy fe conozco, del Consejo de Su
Majestad (que Dios guarde) y en el Real y Supremo de las Indias, y
DIJO: hacía gracia y donación pura, buena, perfecta, irrevocable de
las que el Derecho llama “inter vivos” de partes presentes, con
renunciación que hacía de las Leyes que en este caso hablan de
forma a la IGLESIA PARROQUIAL DE SEÑORA SANTA CATALINA de esta dicha
Villa, a donde su Señoría fue bautizado, de las ALHAJAS DE PLATA
LABRADA siguientes:
Inicio del primer instrumento notarial de donación, con la grata
singularidad de una cuidada caligrafía que ha permitido una cómoda
transcripción de su contenido. Fuente: A.H.P. Cádiz, Legajo
121
Conil (1716-1720),
folio 34,
del 28 mayo 1720,
escribano Diego
Márquez de Herrera.
Fotografía: Rafael
Coca López, 19 septiembre
2022.
Primeramente.
UN CÁLIZ (1),
CON SU PATENA, VINAJERAS, PLATO Y CAMPANILLA, todo dorado. // DOS
ATRILES, CRUZ DE ALTAR, LAS PALABRAS DE LA CONSAGRACIÓN, EVANGELIO
DE SAN JUAN, EL SALMO DEL LAVADO, de plata blanca. // UNA LÁMPARA
GRANDE PARA LA CAPILLA MAYOR DE DICHA IGLESIA. // CUATRO BLANDONES
PARA EL ALTAR MAYOR. // DOS CIRIALES. = Todo lo cual de dicha plata
blanca labrada, las que las dichas alhajas OFRECE Y DEDICA dicho
señor otorgante para EL CULTO DIVINO, Y ORNATO DE DICHA IGLESIA
PARROQUIAL DE ESTA VILLA, con calidad y expresa condición de que no
puedan salir, ni extraerse de dicha Iglesia por préstamo,
enajenación, permuta, ni en otra forma para otro uso alguno, y
porque en caso de verificarse con la contravención, desde luego
dicho Señor REVOCA LA REFERIDA DONACIÓN Y SUSTITUYE en ella al Muy
Ilustre Dean y Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de la Ciudad de
Cádiz, Cabeza de este Obispado, para el uso del Culto Divino de
ella. Todo lo cual, así quiere se ejecute, sin contravención alguna
esta DONACIÓN QUE HACE CON TODAS LAS FUERZAS. FIRMEZAS, NECESARIAS
PARA SU MAYOR VALIDACIÓN. =
El cáliz de plata sobredorada, donado por Calderón de la
Barca, Parroquia
de Santa Catalina. Fuente: “Miguel Calderón de la Barca
(1653-1720): biografía y aspectos artísticos”, p. 324; tesis
doctoral Leticia García de Ceca Sánchez del Corral,
Madrid, 2016. Universidad Complutense de Madrid, Facultad de
Geografía e Historia.
Y
estando presentes así mismo ante mí dicho Señor y testigos los
Licenciados Don Diego García Gil Moreno, Comisario del Santo
Oficio y de la Santa Cruzada y Vicario de las Iglesias y Clero de
esta Villa, y Don Francisco Jiménez, Cura de ellas, y
Mayordomo de la fábrica de dicha Parroquia de ella, por sí, y en su
nombre, DIJERON ACEPTABAN ESTA DONACIÓN PREINSERTA DE LAS REFERIDAS
ALHAJAS QUE ESTÁ PRESENTES, y yo el escribano doy fe VERLAS ENTREGAR
POR DICHO SEÑOR OTORGANTE Y RECIBIRLAS DICHOS VICARIO Y MAYORDOMO
PRESENTES, Y DIJERON que se obligaban, y obligaron, y a los demás
Vicarios y Mayordomos que fueren y les sucedieren en dichos empleos a
guardar, cumplir y que se guardará y cumplirá la preinserta
condición, para cuyo efecto, y que siempre conste de ella ASENTARON
ESTA DONACIÓN EN EL LIBRO DE FÁBRICA de dicha Iglesia Parroquial
para que se tenga presente y de la existencia de dichas alhajas a el
tiempo de las VISITAS que se hicieren, que al cumplirse así, se
obligan sus bienes de dicha fábrica, presentes y futuros, y dando
poder cumplido a las Justicias y Jueces de su Majestad, y que de sus
causas se conozcan, para que a todo lo referido, por lo que a cada
parte toca se les apremie a su cumplimiento, según la forma
ordinaria, renunciando las Leyes, Fueros y Derechos de su favor con
la general de todas, y los otros Vicario y Cura por ser Presbíteros
renunciaron el Capítulo de Eduardus Juan depenis de absolusionibus,
con todo su tratado, y así LO OTORGARON Y FIRMARON, siendo testigos
Don Juan Carlos de Dorronsoro (2),
Don Francisco Fernández Ternero, Abogados de
los Reales Consejos, Don Amador José García Bureba,
presbítero, y Don Pedro de la Peña, vecinos de esta dicha
Villa. Doy fe. = [Aparecen las
firmas y rúbricas de:] Miguel
Calderón de la Barca,
Diego García Gil Moreno,
Vicario, Francisco
Jiménez Ternero, Mayordomo de fábrica, y, ante mí, Diego
Márquez de Herrera, escribano
público de número y mayor
del Cabildo.»
Final del primer documento de donación, donde constan las firmas
y rúbricas de los protagonistas: otorgante, vicario, mayordomo y
escribano. Fuente: A.H.P. Cádiz,
Legajo
121
Conil (1716-1720),
folio 35,
del 28
mayo 1720,
escribano
Diego Márquez de
Herrera.
Fotografía:
Rafael Coca López,
19 septiembre 2022.
«DONACIÓN,
DON MIGUEL CALDERÓN DE LA BARCA DEL REAL Y SUPREMO CONSEJO DE INDIAS
AL CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE LAS VIRTUDES. // …
en la misma fecha que el anterior documento, el mismo otorgante …
HACÍA, Y HIZO GRACIA Y DONACIÓN, PURA, BUENA, PERFECTA,
IRREVOCABLE QUE EL DERECHO LLAMA “INTER VIVOS” en toda forma al
CONVENTO DE NUESTRA SEÑORA DE LAS VIRTUDES de ella, Sagrada Religión
de Mínimos de San Francisco de Paula de CUATRO BLANDOCILLOS DE PLATA
LABRADA para que sirvan en el altar al CULTO DE NUESTRA SEÑORA con
expresa prohibición de enajenación, ni de extraerlos del referido
uso para otras partes, porque en caso de contravenirse a esta
condición, dicho señor desde luego REVOCA ESTA DONACIÓN, y la
sustituye en la fábrica de la Iglesia Parroquial de Santa Catalina
de esta Villa, para el uso del Culto Divino, con la misma
prohibición. = Y estando presente el Muy Reverendo Padre Fray
Alonso Gutiérrez Gaviña, Predicador Jubilado y Corrector
actual de dicho Convento, que doy fe conozco, DIJO que por sí y en
nombre del dicho su Convento y de los demás correctores que le
sucedieren, y Religiosos de él ACEPTABA, y aceptó, esta donación
con la preinserta condición, obligándose como se obligaba a que se
cumpliría y apuntarla y asentarla en el LIBRO PROTOCOLO de dicho su
Convento, para que siempre conste en sus visitas , obligando, como
obligaba, los bienes de dicho Convento, presentes y futuros, y al
cumplimiento de esta donación, con poderío … Así lo OTORGARON y
FIRMARON, siendo testigos Don Cristóbal Moreno Morejón, Don
Juan Carlos Dorronsoro y Don Francisco Fernández
Ternero, Abogados de los Reales Consejos, vecinos de esta Villa,
doy fe. = [Aparecen las firmas y
rúbricas de:] Miguel
Calderón de la Barca,
Fray Alonso Gutiérrez Gaviña, y, ante mí,
Diego Márquez de Herrera,
escribano público de
número y mayor del Cabildo.»
Una de las fotografías más antigua encontrada de Conil, 1915,
cuando todavía se dedicaba al culto la parroquia de Santa Catalina.
Fuente: “Conil en la Memoria”, p. 35, 2004; con el siguiente pie:
Plaza de Santa Catalina. Esta imagen recoge un momento de la
celebración del <Día del Árbol>. Colección particular José
Sánchez.
Fuente:
Archivo Histórico
Provincial
de Cádiz,
Legajo 121
Conil (1716-1720),
folios
34, 35 y 36,
del 28 mayo 1720,
escribano Diego
Márquez de Herrera;
transcripción
libre de Rafael Coca López,
con la ayuda de las anotaciones de Antonio Martínez
Cordero, apuntadas
en una de las fichas
depositadas
en el Archivo Parroquial de
Conil. Agradecimiento:
Yelman F. Bustamante Solórzano,
párroco de Santa Catalina
de Alejandría.
Notas:
(1)
“De
este juego únicamente estamos ciertos de poder reconocer un cáliz,
que ha perdido su patena, y que ostenta por partida doble el punzón
de la ciudad de México en la base. Ambas impresiones son parciales,
pero en ellas se reconoce sin lugar a dudas la marca de localidad de
la capital novohispana: una cabeza de Hércules de perfil izquierdo
sobre la letra M, entre columnas y baja corona. No muestra marcas ni
del artífice ni del marcador. Se trata de un magnífico ejemplar,
notable por su belleza y calidad artística. Sus medidas: 26 cms. de
altura, 17 cms. de diámetro de base y 9 cms. de boca. El desconocido
artífice ha distribuido y equilibrado los cuerpos de forma
magistral, lo que revela un gran dominio técnico. La exuberancia
ornamental es propia del barroco mexicano en la transición del siglo
XVII al XVIII. En el basamento, circular y escalonado, los bordes
verticales del primer y tercer escalón contrastan con el
abombamiento del segundo, que nace estrangulado. En él descubrimos
superpuestas cuatro cabezas de querubes, que se alternan rítmicamente
con adornos geométricos, cincelados de medio relieve, mientras que
los espacios libres se han cubierto con punteado de motivos
fitomorfos. El astil de tipo balaustral se articula a partir de
cuerpos cilíndricos y ovoides, y presenta una variación de
superficies lisas, cinceladas y punteadas, Como en el pie, en uno de
los nudos sobresalen cuatro cabezas aladas, casi de bulto redondo.
Destaca la decoración vegetal superpuesta y calada en la moldura
superior, como también caladas están las grandes hojas de acanto de
la subcopa. La copa, ligeramente acampanada, está partida a la mitad
por un doble baquetón saliente. El cuidado manejo de las
proporciones, la lograda calidad formal y ornamental, convierten este
cáliz en una muestra singular del excelso arte de la platería
practicado en los talleres novohispanos.”
Fuente: “Miguel
Calderón de la Barca
(1653-1720): biografía y aspectos artísticos”, pp.
214-215;
tesis doctoral Leticia García de Ceca Sánchez del Corral,
Madrid, 2016. Universidad Complutense de Madrid, Facultad de
Geografía e Historia.
(2)
Era sobrino de Miguel
Calderón de la Barca.
(3)
Nieto de Cristóbal
García Morejón, que a su vez
era primo por vía materna de Miguel Calderón de la Barca.