Antes de entrar en el tema de la entrada de hoy, conviene conocer algo de la cabecera seleccionada, de nombre muy curioso: “El Duende de los Cafées”.
Diario gaditano de carácter político y patriótico y de ideas liberales “exaltadas”, anticlerical y “enemigo” de las órdenes regulares que, desde el 1 de agosto de 1813 hasta el 14 de mayo de 1814, editó 287 números, con un total de 1.340 páginas. Fue estampado sucesivamente en diferentes imprentas, en números de cuatro páginas, aunque a veces fueron ampliados hasta las ocho.
Contiene noticias, artículos y crónicas políticas y sobre los acontecimientos de la guerra de la independencia y las Cortes de Cádiz, así como otros documentos, además de versos, letrillas, etc., marcadas por la sátira y la crítica. Mantuvo polémicas con la prensa de ideología contraria.
Su director y uno de los principales redactores fue Jacinto María López, que estuvo acompañado en esta aventura por Tiburcio Campo y Miguel Cabrera de Nevares, que después sufrirían persecución y exilio. Fue prohibida su lectura bajo pena de excomunión al ser incluido en un edicto de la Inquisición en 1815.
Fuente: Hemeroteca Nacional.
Perorata de un Vicario ante la posibilidad de que las Cortes les quiten los diezmos a la Iglesia, invocando al fuego del infierno y exigiendo mayores limosnas. Después de algo más de 200 años de esta reseña, ocasionalmente, nos sale algún trentino miembro de esta iglesia, con encendidos sermones de este tipo.
Fuente: “El Duende de los Cafées”, núm. 7, del sábado 7 de agosto de 1813.
Imagen: El púlpito, de Luis Cebrián. Atea.webcindario..com
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