Aprovechando el reencuentro con los boletines de “LA LAJA”, no nos libramos de la tentación de transcribir aquellos artículos que consideremos de más interés, en el ánimo de divulgar el patrimonio natural y cultural de Conil de la Frontera, lema que adoptó con todas sus consecuencias la “Asociación La Laja” mientras estuvo activa.
[Ambientación] La barca “Juana Cifuentes”, hacia 1939, conocida popularmente como jábega “La Parrala”, propiedad de Antonio Cifuentes Montano. Colección particular Antonio Cifuentes. Fuente: “Conil en la Memoria”, p. 123, 2004.
Se reproduce a continuación un artículo de ANTONIO SANTOS GARCÍA en toda su integridad así como las fotografías que lo acompañaban cuando se publicó:
«”La historia de Conil de la Frontera no se explica sin la pesca. Nuestra villa surgió como almadraba en la Edad Media y fue dicha pesquería la que posibilitó su desarrollo y configuración urbana durante el siglo XVI1. Pero no vamos a hablar aquí de las almadrabas sino de la jábega, arte de cerco y tiro emparentado con ellas, cuyo origen es también muy antiguo. La jábega era durante el siglo XVIII la pesca “más común y provechosa” de las costas española, pues ocupaba a gran número de pescadores desde Ayamonte a Gerona, proporcionando “inmensas riquezas” a la Nación2. El arte tuvo un gran desarrollo en Andalucía, especialmente en las costas de Huelva y Málaga, pero también en la de Cádiz.
Maniobra del calamento de una jábega (A. Sáñez Reguart). Fuente: Boletín La Laja, núm. 2.
En palabras de Sáñez Reguart consiste en una “red grande de hilo de cáñamo, compuesta de varias piezas, que forman sus bandas y copo”. Se cala con una barca, de mayor o menor tamaño según las playas. La maniobra es sencilla: se “dexa uno de los cabos de los dos calones en tierra, bogan los remeros hacia el mar” y van largando el arte hasta “formar un semicírculo” volviendo la barca “su rumbo hacia la misma orilla hasta largarle todo, donde atraca con bastante distancia del punto primero en que dexó el primer cabo. Se desembarcan sin detención los marineros, y unidos con la gente de tierra, empiezan a tirar por ambos cabos hasta sacar el copo, cogiendo enormes cantidades de todas las especies, y con singularidad de Sardina y Boquerón”. [CONTINUARÁ]
1. SANTOS GARCÍA, A.: “La Chanca de Conil. Almadrabas, industria de salazones y sociedad durante el Antiguo Régimen”, en Janda 4, 2001, p. 71-116.
2. SÁÑEZ REGUART, A.: “Diccionario histórico de las Artes de la Pesca Nacional, 1791-95”. T.V., p. 352-397. El autor recorrió en 1786 y 1787 toda las costas de la península, describiendo las distintas pesquerías.
*** Fuente: Boletín “LA LAJA” (Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Conil), núm. 2, pp. 23-29, primavera 2003; artículo de ANTONIO SANTOS GARCÍA.
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