Se
pretende con estas entradas, dar continuidad, como así lo declaraba
la Plataforma “La Laja”, en el editorial del primer número del
boletín, a la defensa, difusión y conservación del patrimonio
natural y cultural de nuestra villa, reproduciendo todos aquellos
artículos que, a pesar del tiempo transcurrido, se mantienen de
actualidad, o bien es interesante su recuerdo, como una forma de
valorar lo que en este campo se ha realizado, dando el OK como
objetivo conseguido, o el tirón de orejas como meta no alcanzada.
“La
Laja cree que para conservar y mejorar nuestro patrimonio se precisan
dos condiciones. Primero es necesario CONOCERLO, porque sólo así
aprenderemos a valorarlo, a quererlo y a RESPETARLO como obra anónima
que es de nuestros predecesores y del tiempo. De lo que se trata, en
segundo lugar, es de CAMBIAR DE ACTITUD. Si lo conseguimos, no
debería haber impedimentos económicos, ni excusas de otra índole,
que nos hagan olvidar la importancia que posee mantener y acrecentar
dicho legado. La ignorancia es destructiva; por tanto, la EDUCACIÓN
debe jugar un papel estratégico en la conservación.”

Foto
1: Estado actual del Castillo y Torre de Guzmán. Portada Boletín 1,
otoño 2002.
1.
LA DESTRUCCIÓN DEL CONJUNTO HISTÓRICO.
Conil
de la Frontera fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1983
(RD 1396/1983, BOE 25/05/83) con una delimitación confusa y, en todo
caso, incorrecta, pues se protegían zonas urbanas nuevas, sin valor
histórico, dejando sin protección numerosas calles del siglo XVI …;
un Informe-Diagnóstico del conjunto histórico de 1990, realizado
por la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de
Andalucía, reconocía la mala delimitación de 1983, proponiendo
otra más ajustada a la realidad, pero igualmente incorrecta. En todo
caso, las Normas Subsidiarias de planeamiento municipal, aprobadas en
1984, incluían todo el antiguo recinto histórico de Conil y su
frente marítimo dentro del ámbito de aplicación de las Ordenanzas
del casco histórico, aunque con muy escaso contenido de protección.
Así pues, desde mediados de los años 80 hay en Conil una figura
mínima de protección (declaración de Conjunto Histórico) y una
Ordenanzas municipales específicas aplicables en dicho ámbito, que
desgraciadamente no se han cumplido nunca.

Foto
2: Torre de la Vela, Castillo de la Torre de Guzmán, s. XIV-XV, en
1982. Pág. 5, Boletín 1, otoño 2002.
a)
Breve apunte histórico
Conil
surgió durante el siglo XIV – en el contexto de la repoblación
cristiana de la zona del Estrecho – alrededor de la Torre de Guzmán
y su Castillo, creados para la protección de la población pescadora
de sus almadrabas, fue poblado por iniciativa de los duques de Medina
Sidonia durante el siglo XV, pero su configuración como villa data
del siglo XVI. Fue entonces cuando los Guzmanes construyeron la
muralla – de la que todavía hay restos – y edificaron sus
principales monumentos: el Convento de la Victoria, extramuros, donde
actualmente se ubican la Iglesia Parroquial y el Ayuntamiento, y la
Chanca, fábrica de salazones y almacén de barcas y pertrechos de
las almadrabas de Conil entre los siglos XVI y XIX, adosada a la
muralla por la parte de la mar. Gracias a su importancia pesquera la
villa continuó su crecimiento durante el siglo XVII, a pesar de las
adversas circunstancias de la centuria, alcanzando los 3.000
habitantes.

Foto
3: Torre de la Vela, Castillo de la Torre de Guzmán, s. XIV-XV, en
la actualidad [2002]. Pág. 5, Boletín 1, otoño 2002.
Durante
el siglo XVIII Conil embelleció su caserío con edificaciones de
beneficencia (destacando la Casa Hospicio de la Misericordia) y
grandes viviendas de porte noble, que contrastaban fuertemente con
las modestas viviendas de labradores y, sobre todo, con los patios de
vecinos, la vivienda popular por excelencia, surgiendo o
consolidándose los arrabales extramuros. En el siglo XIX se
reedificaron intramuros las casas de la burguesía propietaria, y
extramuros el caserío se expandió al norte de la villa, siguiendo
el trazado de los caminos que de ella partían. Conil, con unos 5.500
habitantes hacia 1900, apenas cambiará nada durante la primera mitad
del siglo XX, pues el crecimiento demográfico se canalizó hacia el
diseminado rural (Barrio Nuevo) o la emigración (Barbate); pero
desde los años 60, saturado el agro, la expansión volvió de nuevo
a afectar al núcleo urbano, que posee en la actualidad unos 15.000
habitantes. La amplia variedad de desarrollos recientes, planificados
o espontáneos, no podemos considerarlos parte del conjunto
histórico, cuya correcta delimitación puede hacerse hoy sin ninguna
dificultad.

Foto
4: Iglesia Parroquial de Santa Catalina, s. XV-XVI, campanario, un
ejemplo de abandono del patrimonio. Pág. 5, Boletín 1, otoño 2002.
El
primitivo recinto amurallado del siglo XVI no ofrece dudas y está
bien definido; los arrabales extramuros (siglo XVI a mediados del XX)
también son claramente reconocibles, a pesar de las importantes
alteraciones de los últimos 30 años. Pueblo tradicionalmente de
pescadores y agricultores, Conil se ha ido terciarizando
aceleradamente durante los últimos años debido al atractivo
turístico que ofrecen sus playas, fenómeno que ha propiciado y está
propiciando un crecimiento urbano sin precedentes, que
desgraciadamente está provocando gravísimas alteraciones en el
conjunto histórico.

Foto
5: Iglesia Parroquial de Santa Catalina, s. XV-XVI, interior, un
ejemplo de abandono del patrimonio. Pág. 5, Boletín 1, otoño 2002.
b)
La degradación del conjunto histórico-artístico
En
1986, poco después de su declaración como Conjunto
Histórico-Artístico, el padre Antón Solé
decía que la arquitectura doméstica de Conil, pareja con la de los
pueblos de la costa atlántica gaditana, presentaba una armonía
constructiva en las alturas, distribución y elementos decorativos de
las fachadas y de los patios, que hacía de Conil un conjunto
merecedor de protección, para que no se produjeran los derribos y
transformaciones que ya amenazaban “su uniformidad y sus valores
históricos y artísticos”. Desgraciadamente, los peores augurios
se han cumplido y hoy Conil ha perdido esa armonía y, de seguir como
hasta ahora, terminará perdiendo también su identidad, construida a
lo largo de los siglos, debido a una mal entendida “modernidad” y
a la falta de voluntad, de sensibilidad y de interés de los
sucesivos gobiernos municipales de los últimos veinte años, sin
distinción de colores políticos.

Foto
6: Casa Hospicio de la
Misericordia, siglo XVIII, interesantísimo patio, alterado
recientemente, según se aprecia en la siguiente fotografía. Pág.
6, Boletín 1, otoño 2002.
La
progresiva desaparición del patrimonio urbano de Conil no sólo
afecta a su edificación tradicional sino también a sus monumentos y
elementos singulares, cuyo lamentable estado habla por sí mismo: los
restos del Castillo y Torre de Guzmán están reconstruidos,
enfoscados y pintados de
amarillo; la iglesia parroquial de Santa Catalina está ruinosa y
abandonada, invadida de árboles y arbustos su cubierta, y también
pintada de amarillo; la Chanca del Duque, a pesar de su reciente
catalogación como Bien de Interés Cultural y Patrimonio Etnológico,
sigue siendo albergue de poblaciones marginales que continúan
deteriorándola, sin que el Ayuntamiento haga absolutamente nada por
protegerla (cerrarla al menos); la Misericordia conserva su fachada,
pero sus patios interiores se hallan muy alterados (uno de ellos fue
“reconstruido” recientemente por iniciativa parroquial, sin
ningún control, sustituyendo sus primitivas vigas de madera, sus
ladrillos y alfarjías por rasillones y ensolando su patio de gres y
losa partida …), el Molino de Viento es un estercolero, la torre de
Castilnovo está abandonada y en ruina, la de Roche enfoscada,
pintada de amarillo y con un faro en su azotea, etc.

Foto
7: Casa Hospicio de la
Misericordia, siglo XVIII, patio alterado recientemente, con
sustitución de vigas, enfoscado e introducción de nuevos materiales
disonantes: rasillones, gres y losa partida. Pág. 6, Boletín 1,
otoño 2002.
Si
este es el panorama de los bienes catalogados, ya podemos imaginarnos
cómo se encuentra la vivienda tradicional o tipológica. La trama
urbana de Conil se conserva todavía tanto
dentro como
fuera del recinto amurallado, pero la mayoría de sus patios fue
sencillamente destruida y las viviendas tradicionales de labradores
han sido gravemente alteradas, desfiguradas o sustituidas. Esto
empezó en los años 70, continuó durante los 80, se incrementó
durante los 90 y continúa hoy: hace unos días se tiró una
interesante vivienda en la calle Prieta, hace unos meses se derribó
un patio del siglo XVIII en la calle Señores Curas y se tiraron dos
en la calle Cádiz (uno de ellos del siglo XVI), se continúan
construyendo viviendas de nueva planta en la calle la Virgen y pubs
en los viejos patios de la calle Ancha … Sólo tres casas de Conil
están incluidas en el Plan General de Bienes Culturales, y otras 10
edificaciones fueron reseñadas fotográficamente, pero algunas de
ellas ya no existen …

Foto
8:
Moribundos patios, calle
Sauceda. Pág. 8, Boletín 1, otoño 2002.
Según
el Informe-Diagnótico de
1990, ya citado, del parque de viviendas del conjunto histórico de
Conil el 50% mantenían buen estado de conservación, el 38% un
estado medio y sólo un 12% presentaba mal estado, edificaciones
ruinosas o abandonadas con fines especulativos. Hoy poco más del 50%
del casco histórico se encuentra habitado de modo más o menos
permanente y las alteraciones, la sustitución
de elementos y los derribos se han incrementado (calle Señores
Curas, traseras de la calle Sagasta,
barrios históricos extramuros …). Parece como si el conjunto
histórico de Conil se quisiera reconstruir de nueva planta, sin
ningún respeto por sus valores históricos y artísticos, como si
Conil quisiera barrer de la memoria su pasado …

Foto
9:
Nuevo
hotel, sobre un patio derribado del siglo XVIII. Pág. 8, Boletín 1,
otoño 2002.
La
degradación de los bordes del casco histórico es igualmente
lamentable. En 1990, las zonas especialmente degradadas se situaban
en los bordes y límites del centro: la zona alta que rodea el Molino
de Viento, con calles y casas inacabadas, de autoconstrucción, con
traseras y medianeras en ladrillo de obra, es decir, falta de remate
de la ciudad. Una segunda zona, las traseras de la calle Cádiz
(calle Castillo), fondo de saco con tres y cuatro alturas, donde la
ciudad se convierte en trastienda y basurero. Y la zona de la Chanca,
que no supieron ver los de Cultura o no les enseñaron, pero donde
también advirtieron un fuerte deterioro (Santa Catalina, la calle
Columela …). Doce años
después, la degradación de estas zonas continúa, pero va a cambiar
en breve, juzguen ustedes si para bien o para mal: se va a terminar
de construir el frente litoral de la población, cerrándolo con
alturas esperemos
que más “respetuosas” que las del Carril de la Fuente, por
prescripción de Cultura, que ha impuesto una generosa zona de
protección de la Chanca.

Foto
10:
Derribos
en la trasera de loa calle Sagasta. Pág. 8, Boletín 1, otoño 2002.
La
del Castillo va a seguir siendo una llamémosle “calle” donde
rivalizan en altura las nuevas construcciones, recientes y previstas
o previsibles, de las traseras de la calle del Carril y la de Cádiz.
Y la zona del Molino va a ser en breve edificada, en terraza hacia la
Vaguada, dejando junto al antiguo Molino de Viento una pequeña zona
verde desde donde ya no se verá el mar, igual de fea y caótica que
hoy, pero más construida o “acabada” … La obsesión
constructora en todo el centro histórico y sus bordes es
verdaderamente lamentable, y no está controlada.

Foto
11:
Nuevos
apartamentos para turistas, en calle Sagasta. Pág. 8, Boletín 1,
otoño 2002.
c)
Problemas del centro
Conil,
como todos los pueblos costeros de la provincia, sufre unas presiones
muy fuertes por parte de los intereses de promotores, constructores y
propietarios de fincas urbanas del caso histórico y sus bordes: la
especulación, la
elevación del precio del suelo, la vivienda, apartamento u hotel con
“vista al mar” … Nada de eso es nuevo ni desconocido: lo que
resulta verdaderamente increíble es que en pleno siglo XXI
continuemos con este “modelo insostenible de desarrollo turístico”,
sacrificando en la pira de intereses particulares un patrimonio que
es colectivo. En la actualidad, el centro histórico de Conil se
identifica todavía con la ciudad, pero va perdiendo rápidamente
actividad y centralidad, por desplazamiento de su vecindario más
popular hacia el área suburbana y de loa actividad económica al
nuevo centro urbano de a Laguna-la Bodega-Rosa de los Vientos,
quedando el centro histórico cada vez más terciarizado y orientado
a un turismo masivo de temporada. Por otra parte, dicho centro
histórico presenta graves problemas de “legibilidad” (deterioro
de los bordes y del mismo centro) y de accesibilidad. La
infrautilización del espacio público es notoria, con aceras mínimas
o inexistentes, ocupadas indiscriminadamente por vehículos
aparcados, falta de arbolado y de zonas ajardinadas
en sus plazas o, durante el verano, la invasión del espacio público
por tenderetes de trapos y bisutería (calle Cádiz, por ejemplo),
alterando todo ello gravemente las visuales y dificultando el
tránsito peatonal. Se echan en falta, sin duda, equipamientos
culturales que ofrezcan otro tipo de producto a residentes y
visitantes.

Foto
12:
Tipologías
tradicionales desaparecidas, nueva vivienda y pub, calle Ancha. Pág.
10, Boletín 1, otoño 2002.
La
degradación de las características ambientales de Conil no está
sólo provocada por la sustitución de la edificación histórica,
sino por toda una serie infinita de alteraciones “menores”: color
amarillo albero en fachadas, aluminio en cierros, introducción poco
cuidadosa de redes eléctricas o de telefonía (con cables volanderos
y en fachadas o discordantes cajas de registro y conexión), además
de rótulos a capricho y “chirimbolos” publicitarios excesivos y
de mal gusto, pavimentación inadecuada de las calle peatonales,
malolientes contenedores de basura abiertos todo el día, falta de
limpieza de sus calles, etc. Si a ello añadimos el ruido de los
ciclomotores durante el día y del excesivo número de bares y pubs
durante la noche, con el efecto amplificador de la estrechez de las
calles, obtenemos un cuadro parecido al Infierno que pintara El
Bosco,
sobre
todo en verano, porque en invierno el centro parece y se encuentra
despoblado, salvo en los fines de semana que anima la “marcha
conileña”.

Foto
13:
Discordantes
zócalos en el casco histórico. Pág. 10, Boletín 1, otoño 2002.
No
queremos terminar este breve repaso sin hablar de las visuales
urbanas. Conil se caracterizaba por sus visuales. Aquí el mar, la
fachada marítima, es un telón de fondo que forma parte indisoluble
de la imagen interior y exterior de la villa histórica,
contribuyendo a la mejora de su calidad ambiental. El paisaje que
genera impone su presencia de manera poderosa, siendo por lo demás
la cusa de su reciente proceso de “desarrollo” turístico. Conil
era hasta no hace mucho un pueblo escalonado, con vista democrática
al mar. La pantalla arquitectónica del Carril de la Fuente –
iniciada en los años 80 y concluida recientemente – provocó la
escalada por elevación en altura de numerosas edificaciones del
centro histórico y de sus bordes, perdiéndose numerosas visuales
del interior al exterior, esas vistas panorámicas con el océano
como fondo que constituían una de las “señas de identidad” del
pueblo, tanto como sus casas o sus calles, que no se explican sin
dichas visuales. La imagen exterior del núcleo también se resintió
notablemente, al dejar de hacerse visibles desde la playa las torres
(Torre de Guzmán, campanarios de Santa Catalina y el Convento) u
otros elementos (la Chanca, la capilla de la Misericordia o el
Molino), camuflados u ocultos tras la nueva muralla de cemento
blanqueado, desfigurando y trivializando su imagen. Es una lástima.

Foto
14: Discordantes chirimbolos en el caso histórico. Pág. 10, Boletín
1, otoño 2002.
El
desinterés que sigue manifestando nuestro Ayuntamiento por el
conjunto histórico y la indisciplina urbanística imperante son una
desafortunada realidad, y ha tenido que ser el informe preceptivo y
vinculante de Cultura quien proteja la Chanca y su entorno, e
introduzca en el texto refundido del PGOU unas instrucciones de
“presentación de obras” en el conjunto histórico y una
propuesta de normativa de protección. El plano de Área
Histórico-Ambiental que se aporta vuelve a delimitar mal, otra vez,
el Conjunto, y sigue sin entenderse la importancia de sus bordes …
En fin, ¿para cuándo el Plan Especial?
Fuente:
“Informe sobre el deterioro del Patrimonio Natural e Histórico de
Conil”, Boletín 1 La Laja, Amigos del Patrimonio Natural y
Cultural de Conil, pp. 3-11,
otoño 2002.