jueves, 3 de marzo de 2022

EN UNO DE LOS RINCONES DEL ARCHIVO PARROQUIAL DE CONIL: NOMBRAMIENTO DE HIJO ADOPTIVO Y PREDILECTO AL PADRE CARO (1891).

 

Reproducción de la primera página del acta de la sesión, donde se acuerda el nombramiento de gratitud al Padre Caro. Fuente: Archivo Municipal de Conil, Libro de Actas Capitulares n.º 69-1, p. 74; gentileza de Isabel González Ramírez.

SESIÓN ORDINARIA, CELEBRADA EL DÍA VEINTE DE JUNIO DEL AÑO MIL OCHOCIENTOS NOVENTA Y UNO.

Señores que asistieron:

Alcalde Presidente: Don Joaquín Sánchez y Sánchez

Teniente 1º: Don Gaspar Fuentes Marín

Teniente 2º: Don Padro Rodíguez Calderón

Concejal: Don Manuel Amar y Morales

Concejal: Don Cristóbal Sánchez Muñoz

Concejal: Don Diego Moreno Leal

Síndico: Don Francisco de Alba Sánchez

Secretario interino: Don Antonio Lizardi y Amar

En Conil de la Frontera, a veinte de junio de mil ochocientos noventa y uno, reunidos en la Sala de Sesiones para celebrar la sesión ordinaria, correspondiente a este día, los Sres. Concejales que al margen se expresan, bajo la presidencia del Sr. Alcalde Don Joaquín Sánchez y Sánchez, por el Sr. Presidente se declaró abierta la sesión, que ante mí , el Secretario interino, tuvo lugar en la forma siguiente.

Punto primero.

Por invitación del Sr. Alcalde se dio lectura de un mensaje que, copiado a la letra, dice así: «No puede este Ayuntamiento, como quisiera, acompañar de grandioso aparato la manifestación que, en nombre del pueblo a quien representa, tiene el gusto de dirigir a V; pero si dar muestras en ella de su entusiasmo, gratitud y cariño, únicas riquezas de que dispone el pobre para pagar los beneficios que recibe.

Además, el bien no suele producir ruido, ni el ruido suele producir el bien. Si arrogancia ni escándalos hizo V. la buena obra de levantar nuestro arruinado templo; el pueblo de Conil, a su vez, se la agradece, más bien recogido que alborotado, dejando a las campanas de la iglesia reedificada por pregoneras del triunfo del virtuoso sacerdote.

El pueblo de Conil adopta a V. por hijo, por hijo predilecto, lazo de amor que hará que corran unidos para siempre la historia humilde de esta villa y el nombre de su Párroco amado.

Grande ha sido la empresa iniciada y realizada por V.; que no son a propósito en verdad estos tiempos de descreimiento para tales obras. Amortiguada la fe, combatida la Iglesia, alucinados los hombres por los triunfos del comercio y de la industria, vencedoras las ideas de utilidad y negocio de los sentimientos de caridad y amor, y olvidadas, por las comodidades de esta vida precaria, las venturas de la eterna, mientras se erigen palacios suntuosos para bancos, teatros y bolsas, abandonadas, nuestras Basílicas se desmoronan, y empléanse profusamente en la ornamentación de aquellos, las sedas y el oro con que nuestros padres engalanaron la Casa de Dios.

Foto 3: Cuadro del retrato del Padre Caro, pintado por Juan Cabral Bejarano; en él se puede leer el siguiente texto: “D. Franco de P. Fernández-Caro y Pareja, Arcipreste y Párroco de la Villa de Conil. 1891. Nació en la Villa de Chiclana el 17 de octubre de 1856. Emprendió y llevó a feliz término las obras de reedificación de esta parroquia a costa de inmensos sacrificios. El M. Y. Ayuntamiento, agradecido a tan gran beneficio le nombró hijo adoptivo y predilecto de esta Villa el 20 de junio de 1891. Imagen cedida por Juan Pérez González.

Cunden estos males por todas partes, desde la corte a la aldea. Una ciencia filosófica, tan arrogante como falsa, los predica y divulga. Ciencia que no ve a Dios, porque se pone en su lugar y le vuelve la espalda para mirar al enigma; que nos quita todas las esperanzas y nos deja todos los dolores; que en vez de crear, destruye; en vez de iluminar, ciega y en vez de consolar, desespera y anonada; que carece de ternura para el infortunio y de caridad para el pobre, que ve, en fin, en las miserias de la vida, males sin remedio, en la muerte, la nada, y en el cielo, el vacío, apartando a los hombres de la Religión que tiene, en cambio, bálsamos para todas las heridas y mieles para todas las amarguras, y que convierte las penas más hondas en felicidades y la noche de la nada en eterno día.

La falta de fe religiosa fue, pues, el primer obstáculo en que hubo V. de tropezar, viniendo tras él los innumerables que le salen al paso a todo aquel que emprende una obra grande y regeneradora.

Al comenzarla, no contaba V. con recursos propios, ni con el apoyo de sociedades benéficas, ni con el amparo de corporaciones oficiales, ni siquiera con el beneplácito del pueblo en su totalidad, dudoso del éxito de tamaña empresa. Adonde quiera que, dirigía V. los ojos, hallaba cerrados los horizontes, a cada paso encontraba V. un tropiezo, y, sin embargo, V. proseguía en su obra, poco a poco, ayudado por las limosnas de los pobres y las oraciones de los buenos, privándose a veces hasta del sustento del día por arrimar una piedra más a los muros de su iglesia, cansado, dolorido, calumniado quizás, pero llena el alma de esa energía invencible que solo presta la fe, la fe divina que, en expresión del Apóstol, transporta las montañas.

Levantábase el templo a la vista de todos por manera tan milagrosa, que los mismos que lo veían erguirse, no acertaban a explicar cómo se alzaba. Y al cabo se terminó; que tanto pueden la fe de un hombre y la piedad de un pueblo.

Sí, que el pueblo que representamos, aunque respira, como todos, el ambiente emponzoñado del día, conserva virtudes que han desparecido en muchos otros. Pobre como el que más, pero trabajador, sobrio, digno, resignado y religioso, soporta las miserias y penalidades de la vida con la sonrisa en los labios. Sin otra ambición que la cristiana de alcanzar el pan de cada día, goza cuando lo consigue, y lo pide por Dios, nunca con amenazas, cuando las inclemencias del cielo le impiden trabajar, y noble y grande, hasta en la miseria, no sale a pedirlo sino después de haber malbaratado su escaso ajuar. Desconoce el ahorro excesivo, vicio elevado a virtud por los mercaderes que Jesús arrojó del templo, y da al pobre cuanto posee con esa alegría santa, negada por Dios a aquellos que se manchan las manos y el alma, acumulando riquezas. Caballero, aunque pobre no permite que las mujeres pierdan su hermosura y la salud en rudas labores, y las retiene en el hogar que ellas, castas y piadosas, hacen fecundo, alegre y honrado. Ajeno, en fin, al tráfago aturdidor del mundo, vive tranquilo y placentero, labrando su hacienda, o surcando su mar tempestuoso, hasta que la muerte lo lleva a otra vida, a la que sin duda despertará, cantando, como despertaba con la aurora para corres a empuñar la esteva del arado o el timón de la jábega.

Iglesia Mayor de Santa Catalina, hacia 1919 [por lo que refleja casi toda la rehabilitación que se realizó bajo los auspicios del Padre Caro]. Fue construida en el siglo XV. Desde entonces fue objeto de muchas obras de remodelación. Se cerró al culto por ruinas en el año 1930. Colección particular Juan Carlos Almazo. “Conil en la Memoria”, p. 32, 2004.

Así es el pueblo que le adopta a V. por hijo, aunque V. se consideraba hace tiempo como tal, por serlos sus ascendientes.

Conil le dio estos y V., en pago, le da una iglesia. Iglesia que será el centro de nuestra vida y el objeto de nuestro amor. A ella iremos a llorar nuestras penas, a fortalecer nuestros corazones y a buscar la intercesión de Nuestra Santa Patrona en las calamidades. A ella iremos a apagar nuestra soberbia y a encender nuestra piedad; a pedir salud para nuestros hijos y la gloria para nuestros padres, a despojarnos de la culpa y vestirnos de la gracia; a oir en la del sacerdote, la voz de los cielos; a buscar el Jordán para el renacido y el lazo santo que nos ate de por vida a la mujer amada; a poner a las plantas de la Virgen, con las flores del campo, nuestros puros sentimientos, flores del corazón, y a ella, en fin, seremos llevados para que Dios abra a nuestra alma las puertas de los cielos, antes de que caiga pesadamente sobre nuestro helado cuerpo la tierra que ha de cubrirlo.

Ocioso cree este Ayuntamiento hacer más protestas de la gratitud que a V. debe y de la alegría y el fervor con que por hijo le adopta. Mezquina, en verdad, es la ofrenda que le hace; pero le consuela el pensamiento de que algo grande ha de transparentarse en ella, a pesar de su pequeñez; que no hay fuente alguna, por humilde que sea, en la que no se refleje algo de la grandeza del cielo. »

Este Ilustre Cuerpo Capitular, visto lo que en el expresado mensaje se contiene, y considerando la oportunidad indiscutible, que ha tenido el Sr. Alcalde Presidente de proponer a este Cabildo, lo que ya estaba en ánimo de todos los Sres. Concejales del mismo, como representación genuina que es del pueblo, que aclama sin cesar y por entera y completísima unanimidad, cual en raros casos se observa, la distinción señalada, que propone el expresado Sr. Alcalde en favor, o mejor dicho, en justicia a las relevantes prendas morales y aún personales, que concurren en nuestro amadísimo Párroco y celoso y virtuosísimo Arcipreste de estas iglesias, Don Francisco F. Caro y Pareja, por los sobresalientes méritos al abordar y llevar a cabo la construcción de nuestro templo parroquial, y al mismo tiempo exornarlo con el gusto peculiar suyo, que todos nos complacemos en reconocer, obra colosal por estos aciagos tiempos de deismo e impiedad, y que exclusivamente ha sido debida a su constancia sin límites, hija de su fe inquebrantable y de su inagotable caridad, de tal modo que su tránsito feliz, como párroco queridísimo de esta villa será perpetuamente merecedor de eterno recuerdo para todos los hijos de la misma, sus muy agradecidos feligreses.

Plaza de Santa Catalina, hacia 1915. Esta imagen recoge un momento de la celebración del “Día del Árbol”. Colección particular José Sánchez. “Conil en la Memoria”, p. 35, 2004.

Por todas estas razones, este Muy Ilustre Ayuntamiento acuerda, y en ello tiene una gran satisfacción, que como débil homenaje de gratitud y cariño, al terminarse el referido templo parroquial y después de su bendición por nuestro amantísimo Prelado, pase una comida (?) del seno de este nuestro Cabildo, a la que podrá asociarse todos los vecinos que gusten, a notificar al Sr. Cura, que ha tenido a bien el Ayuntamiento declararle y reconocerle, como de hecho lo declaramos y reconocemos, por tal hijo adoptivo y predilecto de esta Villa de Conil de la Frontera, Torre de Guzmán, a veinte de junio de mil ochocientos noventa y uno.

El Padre Caro, conocido por atender a las necesidades de los pobres. Facebook “Chiclana en fotos”, 24 enero 2015.

Punto Segundo.

Acto seguido se dio lectura al acta de la sesión anterior que fue aprobada por unanimidad. Y no habiendo otros asuntos que tratar, el Sr. Presidente levantó la sesión, de todo lo que yo, el Secretario Interino, certifico:

[Aparecen las firmas y rúbricas de:] Joaquín Sánchez; Gaspar Fuentes; por mi compañero Don Manuel Amar y por mí, Cristóbal Sánchez; Francisco de Alba; Diego Moreno; Pedro Rodríguez y Antonio Lizardi.”

Final del acta de la sesión, con las firmas de los asistentes, donde se acuerda el nombramiento de gratitud al Padre Caro. Fuente: Archivo Municipal de Conil, Libro de Actas Capitulares n.º 69-1, p. 81; gentileza de Isabel González Ramírez.

Fuente: Archivo Municipal de Conil, Libro de Actas Capitulares n.º 69-1, pp. 74 a 81, del 20 junio 1891; transcripción libre de Rafael Coca López, gracias a las fichas de Antonio Martínez Cordero, localizadas en el Archivo Parroquial de Conil de la Frontera. Agradecimientos: Yelman F. Bustamante Solórzano, párroco de Santa Catalina; Isabel González Ramírez, responsable Archivo Municipal de Conil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA FIESTA DE LAS ESPIGAS (1.935).

Esta fiesta religiosa tuvo lugar en Conil durante los días 15 y 16 de junio de 1935, en plena Segunda República, y a un año vista del golpe ...