De como, pasados cerca de veinte años, desde que el profesor Florido del Corral publicara este artículo en el Boletín de la Asociación “La Laja”, se puede comprobar que su veredicto final, a modo de conclusión, de que la evolución de la pesca en Conil, en el pasado siglo XX, hizo que el puerto se conformara como un NUEVO ESPACIO ECONÓMICO DE LOS PESCADORES, sigue en pie, o incluso esa percepción ha sido mejorada.
Nota: Todo el texto escrito en letra cursiva, itálica o bastardilla, se corresponde a la transcripción original del artículo.
[VIENE del 31 de julio]
« FRANQUISMO.
El fracaso de las peticiones de construcción de un puerto durante el franquismo se explica por la decidida apuesta del régimen por el desarrollo de flotas industrializadas y de gran alcance. Durante todo este periodo, la flota de Conil PIERDE EMPUJE ECONÓMICO y se incrementan los flujos migratorios hacia otros centros productivos, como demuestran las actas de reuniones de la cofradía que frecuentemente habían de ser SUSPENDIDAS. Sin embargo, gracias a la consolidación de una política laboral y social que pretendía el aseguramiento de las familias de pescadores para facilitar así su dedicación exclusiva a las modalidades pesqueras más intensivas, se pone en marcha un sistema de ayudas y seguros que será aprovechado por los pescadores para mantenerse en el sector. Por el Libro de Registro de Pólizas de Seguros, del año 1.943, sabemos que había entre 9 y 11 jábegas, cada una con una tripulación de entre 7 y 11 marineros enrolados. Además, había registradas 43 embarcaciones de pesquerías artesanales, denominados BOTES O BARQUILLAS. Técnicamente, la diferencia estribaba en que LOS BOTES TENÍAN EL CODASTE DE PROVA (proa) CORTADO, MIENTRAS QUE LAS BARQUILLAS LO TENÍAN LEVANTADO, al modo como Rodríguez Santamaría describía las jábegas de este puerto algunos años antes. Todas éstas seguían siendo embarcaciones a vela y enrolaban entre los tres y los cinco hombres. Sabemos también que todavía subsistían algunas familias que controlaban tanto la cofradía como la propiedad de un mayor número de barcos, en las diferentes modalidades, como la de los tres hermanos CIFUENTES MONTANO o los BASALLOTE GONZÁLEZ, que además poseían negocios “en tierra” ligados a la economía pesquera.
[Fotografía no integrada en el artículo original, ha sido añadida, a modo de <ambientación>, por el transcriptor] Imagen de la construcción de un dique rompeolas en la desembocadura del río Roche, sobre 1.934-35. Fuente: “Expediente de liquidación de obras del Rompeolas en el sitio denominado Cabo Roche en Conil de la Frontera, 1945”, Carpeta n.º 132 del Archivo del Puerto de Barbate.
Por el Libro de asiento de los pescadores con derecho a Subsidio, abierto en 1.945, conocemos que había setenta familias de pescadores en la localidad con derecho a subsidio, de las cuales, el 45% desarrollaban su actividad en Sancti Petri. Estas familias solían tener, como media, cuatro hijos, lo que demuestra que las dificultades de la flota artesanal local no arredró a los pescadores, que seguían confiando en las posibilidades ofrecidas por la ALMADRABA DE PUNTA LA ISLA (para hijos e hijas) y por la actividad en Barbate. Estos guarismos se mantienen en la década siguiente [1] destacando todavía la ausencia de embarcaciones a motor. La producción se vendía entonces en una primera instalación de madera en la playa de LOS BATELES. La visión desde el sector sobre las dificultades seculares de la pequeña flota abundaba con tintes dramáticos en la carencia de infraestructuras apropiadas para un desarrollo autocentrado, sin depender de modalidades “exteriores”:
[Fotografía no integrada en el artículo original, ha sido añadida, a modo de <ambientación>, por el transcriptor] Un nutrido grupo de conileños, hacia 1.970, en la antigua lonja del pescado, donde hoy se encuentra el colegio “Los Bateles”. Colección particular Juan Aragón. Fuente: “Conil en la Memoria 2”, p. 127, 2.007.
“Con objeto de terminar la miseria que reina en estos pescadores, … se remediaría el hambre y la miseria de estos pescadores, los que gran parte de ellos se ven obligados a marchar a otros puertos a trabajar con la consiguiente separación de sus respectivas familias, quedando en ésta un reducido número de ellos, pues al no encontrar trabajo fuera, se ven obligados a perecer de necesidad con todos sus familiares” (IV Libro de Actas, Cabildo Ordinario de la Cofradía de Pescadores, de 31 de Diciembre de 1.950). »
Nota:
[1] Informe del Dique de Abrigo “La Espileta”, de 1.956, realizado por la administración portuaria para desaconsejar la construcción de un puerto en esta localidad.
[Fotografía no integrada en el artículo original, ha sido añadida, a modo de <ambientación>, por el transcriptor] Marineros de Conil, hacia 1.953, varando al barquillo “CRISTOBITA”, entre ellos, Cristóbal Leal Camacho, Juan y Manuel Ureba Escámez, Pedro “Falete”, Ambrosio Aragón, Antonio Montes y Miguel Leal. Colección particular María Ureba. Fuente: “Conil en la Memoria 2”, p. 173, 2.007.
Fuente: “Los pescadores conileños a lo largo …”, David Florido del Corral, Profesor Titular de Universidad, Departamento de Antropología Social de la Universidad de Sevilla. Boletín "LA LAJA" (Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Conil), núm. 4, pp. 39-45, agosto 2.004.
[CONTINUARÁ el próximo 14 de agosto]
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