En la entrada de ayer se transcribió la protesta de mar realizada por el patrón del barco Aveiro, Antonio Gomes, ante el naufragio que sufrió frente a la población de Conil, explicando su versión protocolaria del accidente. En la entrada de hoy, se reproduce la carta remitida, el 2 de noviembre de 1861, por el Ayudante de Marina y Capitán del Puerto de CONIL, Joaquín Pachar, al diario marítimo de inspiración británica, “El Lloyd Español”, describiendo el mismo hecho. Son innecesarios los comentarios, puesto que los hechos se exponen con todo lujo de detalles. La primera parte de la reseña está parcialmente cortada por un defectuoso escaneado, pero con algo de imaginación se ha reconstruido al final.
“En la tormenta”, acuarela de Enrico Paciullo (artista italiano residente en Conil), colección particular, del facebook del artista 4 diciembre 2014.
[Hecho similar acaecido 29 años después] En aquel tiempo, un barco encalló en la costa de Conil; en la imagen se puede apreciar un grupo de marineros junto a autoridades y sacerdotes posando en el Hospicio, hacia 1890. Colección particular Francisco González. “Conil en la Memoria”, p. 17, 2004.
[Ambientación] Naufragio del bergantín-goleta “Fe”, Torrevieja, 7 febrero, o abril, 1909. Fuente: facebook “Fotos de ayer de Alicante y Provincia”.
Fuente: “EL LLOYD ESPAÑOL”, Diario Marítimo y de Intereses Mercantiles, núm. 71, del domingo 10 de noviembre de 1861.
TRANSCRIPCIÓN LITERAL (se ha subrayado los tipos supuestos)
“SINIESTRO MARÍTIM0
CAPITANÍA DEL PUERTO
Conil 2 de Noviembre
Muy señor mio: creo de mi deber poner en
conocimiento de V., como en el día 28 próxi-
mo pasado, al hacer el reconocimiento del
mediodia que tengo de costumbre verificar á
la salida del sol, á las doce y al ponerse el sol,
observé que un buque, con aparejo latino,
surcaba por esta costa con solo una bandola [1] á
babor sufriendo la impetuosidad del fuerte
viento huracanoso que reinada al N.O., cariz
peligroso, con continuadas tronadas y chu-
bascos y una mar espantosa.
Desde que tomé posesión de este destino, y
teniendo noticias de lo espuesta que es esta
costa tomé mi primera atención el arreglar la
dicha costa, dividiéndola en secciones, para que
en los casos de naufragio, tan comunes en es-
estos mares y que tantas desgracias personales
ha habido que lamentar, y evitar á la par que
en esos casos se presentasen en las playas in-
dividuos terrestres que tantos desórdenes y
robos han cometido en otras épocas en los si-
niestros habidos, ha dado esta determinación
con resultados mas satisfactorios, pues mucho
antes que el buque en cuestion embarrancase
en un banco que se halla como á un cable de
la costa se encontraban los cuatro cabos con
sus respectivas secciones reunidas en la playa,
haciendo señales y demarcándoles el punto
más seguro á donde debian verificar su embes-
tida tras la gruesa mar y fuertes corrientes de
costado les hizo imposible, á los que gober-
naban el buque, efectuar la embestida en el
punto que se les señalaba, tocando y atrave-
sando en el indicado banco, como á las cuatro
y media de la tarde. La gruesa mar descosió
una banda y levantó algunos tablones en sus
golpes desbaratándole toda la obra muerta, y
apenas trabajos y hallándose la marea á plea-
mar lograron atracarse un poco más à la
derecha pero se hacia de todo punto imposible
botar al agua alguna embarcación de pesca,
porque habría sido desplazada. La lancha del
barco vino á tierra en pedazos. En este con-
flicto no llegando á tierra ninguna de las
barcas que los náufragos echaban al agua con
idea para formar andariveles [2], por las fuertes
oleajes á Poniente, y habiendo bajado la
marea como á las once de la noche, se atre-
vieron los matriculados Martin Suonces, Juan
Ramos, Diego Leal y Cristóbal Sara á arro-
jarse al mar, llevando velas para formar an-
dariveles, lo que se verificaron no sin grande
riesgo de sus vidas, y á lo cual deben las suyas
los doce individuos de que se componía la tri-
pulación, quedando todos en tierra como á
las doce de la noche, y á los cuales se les cu-
brió su desnudez conduciéndoles à una casa
de pupilage, en la cual se alimentaron y so-
corrieron con todo lo necesario, escepto al an-
ciano capitán que fué conducido á la casa del
Ayudante del distrito, en la que fué asistido
cual debía. El buque naufragado es el rusque
portugués Salinero, su patrón Antonio Gomes,
procedente de Abeire, con cargamento de tra-
viesas para ferro-carril de Alicante.
Luego que la matrícula hubo salvado á la
tripulación, procedió a recoger las traviesas
que se hallaban sobre cubierta y que la mar
arrojaba á distantes puntos de la costa, ha-
ciendo pilas en paraje conveniente, y siguien-
do todo el día subsecuente en la misma faena y
en desaparejar el buque, cuyo velámen todo
refado, entenas, anclas y jarcia, se depositó
en tierra, lo cual fué todo; buque y cargo
puesto á disposición del señor Vice-cónsul
portugués don José Labalon [3], el día 31 del
próximo pasado, que se presentó, y bajo rigu-
roso inventario y con formalidades pres-
critas.
Además de los cuatro individuos mencio-
nados, que con tanta abnegación se arrojaron
al mar, llevando cabos para formar andarive-
les y por los cuales salvaron sus vidas todos
los tripulantes, se han hecho dignos de con-
sideración todos los individuos de esta matrí-
cula, y también el señor capitan de la tercera
compañía de carabineros, que, deseoso como
el primero de contribuir al salvamento de los
desgraciados náufragos, fué arrebatado con su
caballo por las embravecidas olas, y segura-
mente habria perecido si no le hubiese pres-
tado pronto ausilio el cabo de esta matrícula
Francisco Benites con otros matriculados y al-
gunos carabineros, los cuales durante el nau-
fragio trabajaron de consumo, custodiando
despues los efectos salvados, sin que hubiese
faltado una felástica [4].
La Guardia civil ha desempeñado como acos-
tumbra su deber.
El buque, en esta fecha, se encuentra ente-
ramente inutilizado, pero salvada toda su
carga.
Todo lo cual pongo en noticia de V., para
que se digne publicar en su apreciable perió-
dico El Lloyd Español, lo que crea mas con-
veniente de esta comunicación.- Queda de
V. con toda consideración su mas atento afec-
tísimo S.S.Q.S.M.B., el Ayudante y Capi-
tan de este puerto, Joaquin Pachar.
Fuente: “EL LLOYD ESPAÑOL”, Diario Marítimo y de Intereses Mercantiles, núm. 71, del domingo 10 de noviembre de 1861.
[1] Bandola, según R.A.E.: 1. f. Mar. Armazón provisional que, para seguir navegando, se pone en el buque que ha perdido algún palo por cualquier accidente.
[2] Andarivel, según R.A.E.: 1. m. Maroma tendida entre las dos orillas de un río o canal, o entre dos puntos no muy distantes de un puerto, de un arsenal, etc., y mediante la cual pueden palmearse las embarcaciones menores. 2. m. Mecanismo usado para pasar ríos y hondonadas que no tienen puente, consistente en una especie de cesta o cajón, comúnmente de cuero, que, pendiente de dos argollas, corre por una maroma fija por sus dos extremos. 3. m. Mar. Cuerda colocada en diferentes sitios del buque, a manera de pasamano, para dar seguridad a las personas o para otros usos.
[3] Probablemente debe tratarse de José María Lobatón, que según el Anuario Bailly-Bailliere de 1879, seguía ocupando el cargo de agente consular, pero ahora de Italia.
[4] Filástica, según R.A.E.: 1. f. Mar. Hilos sacados de cables viejos, con que se forman los cabos y jarcias.
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