miércoles, 13 de abril de 2022

NAUFRAGIOS EN EL LITORAL DE CONIL 8: “DAVEIRO”, 1861 (Continuación).

En la entrada de ayer se transcribió la protesta de mar realizada por el patrón del barco Aveiro, Antonio Gomes, ante el naufragio que sufrió frente a la población de Conil, explicando su versión protocolaria del accidente. En la entrada de hoy, se reproduce la carta remitida, el 2 de noviembre de 1861, por el Ayudante de Marina y Capitán del Puerto de CONIL, Joaquín Pachar, al diario marítimo de inspiración británica, “El Lloyd Español”, describiendo el mismo hecho. Son innecesarios los comentarios, puesto que los hechos se exponen con todo lujo de detalles. La primera parte de la reseña está parcialmente cortada por un defectuoso escaneado, pero con algo de imaginación se ha reconstruido al final.

“En la tormenta”, acuarela de Enrico Paciullo (artista italiano residente en Conil), colección particular, del facebook del artista 4 diciembre 2014.



[Hecho similar acaecido 29 años después] En aquel tiempo, un barco encalló en la costa de Conil; en la imagen se puede apreciar un grupo de marineros junto a autoridades y sacerdotes posando en el Hospicio, hacia 1890. Colección particular Francisco González. “Conil en la Memoria”, p. 17, 2004.


[Ambientación] Naufragio del bergantín-goleta “Fe”, Torrevieja, 7 febrero, o abril, 1909. Fuente: facebook “Fotos de ayer de Alicante y Provincia”.

Fuente: “EL LLOYD ESPAÑOL”, Diario Marítimo y de Intereses Mercantiles, núm. 71, del domingo 10 de noviembre de 1861.

TRANSCRIPCIÓN LITERAL (se ha subrayado los tipos supuestos)

SINIESTRO MARÍTIM0

CAPITANÍA DEL PUERTO

Conil 2 de Noviembre

Muy señor mio: creo de mi deber poner en

conocimiento de V., como en el día 28 próxi-

mo pasado, al hacer el reconocimiento del

mediodia que tengo de costumbre verificar á

la salida del sol, á las doce y al ponerse el sol,

observé que un buque, con aparejo latino,

surcaba por esta costa con solo una bandola [1] á

babor sufriendo la impetuosidad del fuerte

viento huracanoso que reinada al N.O., cariz

peligroso, con continuadas tronadas y chu-

bascos y una mar espantosa.

Desde que tomé posesión de este destino, y

teniendo noticias de lo espuesta que es esta

costa tomé mi primera atención el arreglar la

dicha costa, dividiéndola en secciones, para que

en los casos de naufragio, tan comunes en es-

estos mares y que tantas desgracias personales

ha habido que lamentar, y evitar á la par que

en esos casos se presentasen en las playas in-

dividuos terrestres que tantos desórdenes y

robos han cometido en otras épocas en los si-

niestros habidos, ha dado esta determinación

con resultados mas satisfactorios, pues mucho

antes que el buque en cuestion embarrancase

en un banco que se halla como á un cable de

la costa se encontraban los cuatro cabos con

sus respectivas secciones reunidas en la playa,

haciendo señales y demarcándoles el punto

más seguro á donde debian verificar su embes-

tida tras la gruesa mar y fuertes corrientes de

costado les hizo imposible, á los que gober-

naban el buque, efectuar la embestida en el

punto que se les señalaba, tocando y atrave-

sando en el indicado banco, como á las cuatro

y media de la tarde. La gruesa mar descosió

una banda y levantó algunos tablones en sus

golpes desbaratándole toda la obra muerta, y

apenas trabajos y hallándose la marea á plea-

mar lograron atracarse un poco más à la

derecha pero se hacia de todo punto imposible

botar al agua alguna embarcación de pesca,

porque habría sido desplazada. La lancha del

barco vino á tierra en pedazos. En este con-

flicto no llegando á tierra ninguna de las

barcas que los náufragos echaban al agua con

idea para formar andariveles [2], por las fuertes

oleajes á Poniente, y habiendo bajado la

marea como á las once de la noche, se atre-

vieron los matriculados Martin Suonces, Juan

Ramos, Diego Leal y Cristóbal Sara á arro-

jarse al mar, llevando velas para formar an-

dariveles, lo que se verificaron no sin grande

riesgo de sus vidas, y á lo cual deben las suyas

los doce individuos de que se componía la tri-

pulación, quedando todos en tierra como á

las doce de la noche, y á los cuales se les cu-

brió su desnudez conduciéndoles à una casa

de pupilage, en la cual se alimentaron y so-

corrieron con todo lo necesario, escepto al an-

ciano capitán que fué conducido á la casa del

Ayudante del distrito, en la que fué asistido

cual debía. El buque naufragado es el rusque

portugués Salinero, su patrón Antonio Gomes,

procedente de Abeire, con cargamento de tra-

viesas para ferro-carril de Alicante.

Luego que la matrícula hubo salvado á la

tripulación, procedió a recoger las traviesas

que se hallaban sobre cubierta y que la mar

arrojaba á distantes puntos de la costa, ha-

ciendo pilas en paraje conveniente, y siguien-

do todo el día subsecuente en la misma faena y

en desaparejar el buque, cuyo velámen todo

refado, entenas, anclas y jarcia, se depositó

en tierra, lo cual fué todo; buque y cargo

puesto á disposición del señor Vice-cónsul

portugués don José Labalon [3], el día 31 del

próximo pasado, que se presentó, y bajo rigu-

roso inventario y con formalidades pres-

critas.

Además de los cuatro individuos mencio-

nados, que con tanta abnegación se arrojaron

al mar, llevando cabos para formar andarive-

les y por los cuales salvaron sus vidas todos

los tripulantes, se han hecho dignos de con-

sideración todos los individuos de esta matrí-

cula, y también el señor capitan de la tercera

compañía de carabineros, que, deseoso como

el primero de contribuir al salvamento de los

desgraciados náufragos, fué arrebatado con su

caballo por las embravecidas olas, y segura-

mente habria perecido si no le hubiese pres-

tado pronto ausilio el cabo de esta matrícula

Francisco Benites con otros matriculados y al-

gunos carabineros, los cuales durante el nau-

fragio trabajaron de consumo, custodiando

despues los efectos salvados, sin que hubiese

faltado una felástica [4].

La Guardia civil ha desempeñado como acos-

tumbra su deber.

El buque, en esta fecha, se encuentra ente-

ramente inutilizado, pero salvada toda su

carga.

Todo lo cual pongo en noticia de V., para

que se digne publicar en su apreciable perió-

dico El Lloyd Español, lo que crea mas con-

veniente de esta comunicación.- Queda de

V. con toda consideración su mas atento afec-

tísimo S.S.Q.S.M.B., el Ayudante y Capi-

tan de este puerto, Joaquin Pachar.

Fuente: “EL LLOYD ESPAÑOL”, Diario Marítimo y de Intereses Mercantiles, núm. 71, del domingo 10 de noviembre de 1861.

[1] Bandola, según R.A.E.: 1. f. Mar. Armazón provisional que, para seguir navegando, se pone en el buque que ha perdido algún palo por cualquier accidente.

[2] Andarivel, según R.A.E.: 1. m. Maroma tendida entre las dos orillas de un río o canal, o entre dos puntos no muy distantes de un puerto, de un arsenal, etc., y mediante la cual pueden palmearse las embarcaciones menores. 2. m. Mecanismo usado para pasar ríos y hondonadas que no tienen puente, consistente en una especie de cesta o cajón, comúnmente de cuero, que, pendiente de dos argollas, corre por una maroma fija por sus dos extremos. 3. m. Mar. Cuerda colocada en diferentes sitios del buque, a manera de pasamano, para dar seguridad a las personas o para otros usos.

[3] Probablemente debe tratarse de José María Lobatón, que según el Anuario Bailly-Bailliere de 1879, seguía ocupando el cargo de agente consular, pero ahora de Italia.

[4] Filástica, según R.A.E.: 1. f. Mar. Hilos sacados de cables viejos, con que se forman los cabos y jarcias. 

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