viernes, 18 de octubre de 2024

LAS ALMADRABAS DE TIRO Y BUCHE EN LAS COSTAS DEL DUQUE: un modelo de organización, Liliane M.ª Dahlmann y Eugenio Chicano; 14/24 (2022).

Nota: Todo el texto escrito en letra cursiva, itálica o bastardilla, se corresponde a la transcripción original del artículo. Las imágenes de ambientación que han sido seleccionadas por el transcriptor, estarán indicadas como tales, así como su fuente y autoría siempre que éstas hayan sido posible conocer. 

[VIENE del 11 octubre 2024]

Continuación de: Anexo I. EL TRATADO DE ALMADRABA Y SU TRANSCRIPCIÓN.

Y atentas las circunstancias y requisitos que se ne/ cesitan para este armamento de tiro, se re/ conocen las faltas, y al principio de cada temporada/ se apuntan y conducen a los almacenes, compensando// (v) lo prudencial del ministro, a quien se comete, que es/t e será del mayor servicio de Vuestra Excelencia, el capitán que/ le gobernare, y no otro, o al menos con su intervención/ para que como práctico sean las disposiciones las más/ convenientes, y que los gastos sean los justos y meneste/ rosos, sin dispendio, ni superficialidad. Porque esta no puede/ ser jamás del servicio de la Excma. Casa, no desprecie Vuestra Excelencia/ esta prevención, que puede ser redunde en utilidad/ propia de la hacienda de Vuestra Excelencia.

Falta qué hacer presente a Vuestra Excelencia, que esta especie/ de armamento de TIRO, ha necesitado cada temporada/ de CATORCE A DIECISÉIS CARRETAS para conducir/ los atunes desde las arenas DER LA ORILLA DEL MAR/ A LA CHANCA. Que estas SE ALQUILAN, pagándose cada/ una por catorce ducados, más, o menos, según las/ personas que solicitan hacer este trabajo, cuyo/ arriendo se ejecuta judicial, y queda en el que más/ ha bajado el precio, dándosele a cada carreta, ade/ más del dinero, dos fanegas de trigo, y otras dos a un/ boyero, y a éste la mitad de lo que ganare. Todas condicio/ nes del arrendamiento, y practicadas en los armamentos./ Tienes por más conveniente hacer arrendamientos, que/ mantener BUEYES Y CARRETAS propias de Su Excelencia,// (r) como en lo antiguo, porque de tenerlas se necesita/ ba de su compra, pastos, aderezos de ella, madera/ y salarios de sirvientes, lo que cesa con los arriendos,/ y el cuidado de la pérdida que pueden sobrevenir/ a los bueyes./ Toda la temporada de almadraba se necesita/ HARRIERO, que con recua competente conduzca las harinas/ al «BASTIMENTERO» de los molinos de Casa Blanca, RIBERA/ SANTA LUCÍA DE VEJER, en cuyo «acarreto» se hace postura, y/ por la más baja se remata, siendo su regular precio el de/ Real por cada quintal./ 

[Fotografía no incluida en el artículo original] Cloque, gancho de acero usado en las almadrabas para embarcar el atún (o, antiguamente, para sacarlo a tierra), 2018. Museo Raíces Conileñas. Proponews, Sara Amado Pareja. 

No será razón de omitir, previniendo a Vuestra Excelencia, aun/ que con limitación de palabras y ahorro de caracteres/ que todos los sirvientes de almadraba, se mantienen/ de los caudales de Vuestra Excelencia, y se les da a cada persona lo que/ le pertenece, según su ocupación y ejercicio, y empezando/ por el capitán, administrador, contador, tesorero/ veedor de mar y ayudantes. Se les ha dado a cada uno,/ diariamente, CUATRO RELAES Y MEDIO DE VELLÓN, y CINCO/ PANES DE MEDIA LIBRA. Al administrador del salero/ y bastimentero a TRES. Aunque no sé la razón por/ qué se les han dado cuatro y medio, dos, o tres años a esta/ parte, porque habiéndose quitado la mesa de estado/ se moderó, con mi intervención en el año de 1715, este gasto.// (v) Donde consta, DOS REALES Y MEDIO, el mayordomo de/ Chanca y Aguacil Mayor, CUATRO REALES CADA SEMANA/ el mayordomo de Carretas, y el mismo pan, a los Atalayas oficiales y aprendices, UNA ARROBA DE HARINA ca/ da semana, y UN REAL DE VELLÓN, a los armadores lo mismo;/ a los arráeces de barca, proeles y otros arráeces de tierra/ una arroba de harina sola, y toda debe ser BLANCA, a todo re/ mero de los barcos de mar, los de tierra, cavezeras,/ cuchillos y saladores, TRES CUARTILLOS DE HARINA «BAZA» cada semana. A los cuchillos, UNA ARROBA blanca, a to/ dos los demás gremios de gente: paraleros y ventureros,/ cargadores, breviones, mozos de chanca, caballerizo, mo/ zo de salero, pandero, tambor y pregonero, se les dan/ CINCO PANES BAZOS a cada uno, compuestos de dos libras y/ cuarto, o dos y media todos (los) cinco, y diariamente, sin más/ adelanto, si no lo requiere el trabajo de la playa, ha/ biendo rebote de atunes, que en este caso se les da un/ REFRESCO, compuesto de PAN, QUESO y VINO.

A toda persona que sirven en el mar, y a los remeros/ de tierra, «cavezeras», mozos de chanca, pandero, caba/ llerizo y tambor, se les da CARNE, regulándole a cada es/ quifazón, compuesta de catorce hombres con el «almoze/ ro», a VEINTE Y TRES LIBRAS Y MEDIA cada semana, al arráez// (r) de calonero, que llaman delantera, DIECISÉIS; a ca/ da calonero de cuatro baros a doce, a cada uno de los/ cuatro proeles, DOS LIBRAS; a los arráeces de remeros/ de tierra y “cavezeras”, a lo mismo. A todo sirviente/ de estos gremios, a LIBRA Y MEDIA, a los mozos de chan/ ca, caballerizos, mozo de salero, pandero, tambor y pre/ gonero, a LIBRA Y MEDIA cada uno, cuyas porciones de carne,/ a corta diferencia, compondrán mil doscientas libras/ que se pagan de la hacienda de Vuestra Excelencia, según ajuste hecho/ con moderación con el «OBLIGADO DE CARNICERÍA», y en Zahara/, que no lo puede haber, se compran las reses./ 

[Fotografía no incluida en el artículo original] Detalle de la almadraba de Hércules, en Cádiz. Civitates Orbis Terrarum, libro V, 1598. Giorg Hoefnagel. Fuente: Encrucijada de mundos: identidad, imagen y patrimonio de Andalucía en los tiempos modernos. Universidad de Sevilla. 

Cuantos sirvientes tiene este armamento, se pa/ gan de la Hacienda de Vuestra Excelencia, dándoles a cada uno lo/ que es costumbre, y consta por los libros de la conta/ duría, aunque en esto se ha tenido variación, mode/ rando este trabajo, dando por causal haber sido/ malo el suceso, no siendo esto lo peor, sino que aún habién/ dolo bueno, se ha quedado introducido. Y, sin embargo, de/ que los libros están existentes es muy esencial decir/ que al Capitán se le han dado OCHOCIENTOS REALES por temporada/ al administrador, contador, tesorero y veedor de mar a/ SEISCIENTOS, a cada uno de los cuatro ayudantes TRE/ CIENTOS a cada uno, los CINCUENTA por ayuda de costa,// (v) para pagar el caballo, al administrador del/ salero y bastimentero, a DOSCIENTOS; al mayordomo de/ chanca y aguacil mayor, a CIENTO CINCUENTA, al ma/ yordomo de carretas, CIENTO, al atalaya mayor/ DOSCIENTOS, a cada uno de los atalayas, CIENTO SETEN/ TA Y SEIS, a los oficiales y aprendices nada, sino/ su ración, al armador mayor, DOSCIENTOS, a cada ar/ mador CIENTO CINCUENTA, a cada arráez de mar, CIENTO/ CINCUENTA, a cada remero de mar, NOVENTA, y otras/ veces OCHENTA. A cada arráez de los calones para sí y sus/ tres mozos, a TRESCIENTOS, a los arráeces de remeros/ de tierra, cavezeras/ a CUARENTA Y CINCO, dos reales más, o menos. A los car/ gadores a CINCUENTA, o según el trabajo del año/ si no se le paga su «arrumbazón» de entrar los atunes/ en la enramada; a los saladores a TREINTA Y TRES,/ a los arráeces de paraleros, a DOSCIENTOS CINCUENTA/ reales a cada uno por gratificarles el que moderen el haber/ de su gremio, conforme el trabajo y mérito que hubie/ ren hecho en la temporada, y siempre se compensa a que/cada uno no exceda de diez ducados, llevando algunos/ a siete, ocho, nueve, diez, once, doce y trece, porque// (r) según el aspecto, respeto, fuerzas, o edad se les re/ gula a cada uno de los que componen el gremio de/ la ventura. SE LES PAGA SEGÚN SE LES HA VISTO TRABA/ JAR, y componiéndose de variedad de personas, viejos/ mozos, zagales y muchachos, se les satisface, regulándose/ por el capitán, dándosele su trabajo desde viente/ hasta cuarenta y cuatro reales. Al «Arráez de Brevio/ nes» se le dan TRES DUCADOS, y a cada uno de este gremio/ a QUINCE REALES, a cada mozo de chanca, CINCUENTA/ REALES, al caballerizo, SEIS DUCADOS, al pandero/ CINCUENTA REALES, al mozo del salero, CINCUENTA REALES, al/ tambor, SESENTA REALES. Los Cuchillas y Cuchillos que sir/ ven en estas almadrabas están ajustados, los pri/ meros a SIETE DUCADOS, y los Cuchillos a SEIS, con cuya/ cantidad se les paga su trabajo, aunque/ haya sido grande.

No me queda nada que anotar que pertenezca/ a este armamento porque he procurado atraer/ a la memoria cuando ha sido conveniente, y si por/ olvido faltare alguna circunstancia se me suplirá por/ la grandeza de Vuestra Excelencia y sus ministros. Y así se lo diré que/ para ayudar al Veedor de Mar, se le ha nombrado un/ arráez de a caballo de toda inteligencia, que este ha te/ nido de ayuda de costa, UNA ARROBA DE HARINA BLANCA, y TRES// (v) LIBRAS DE CARNE cada semana, y CIENTO CINCUENTA/ REALES por la temporada. Pero me acuerdo, Señor, que en todo/ el tiempo que serví de tal Veedor de Mar, no se me/ alivió con semejante plaza, y otros han logrado/ tener este descanso. Vuestra Excelencia podrá reformar ésta y las/ demás como fuere servido, y si me mandare que/ de mi parecer, y que se ponga el armamento en el pie/ que convenga, concurriré gustoso, logrando en ello ha/ cer el servicio de Vuestra Excelencia. 

[Fotografía no incluida en el artículo original] Almadraba de vista o tiro, con las redes sedal y cinta, Sáñez Reguart, 1791-1795. Fuente: “europasur punto es”, 3 mayo 2021. 

Tengo concluida la explicación de lo que es y/ encierra en sí el armamento de las almadrabas de/ TIRO, establecido de tan inmemorial tiempo en las/ costas del océano y bocana del estrecho de Gibral/ tar, y las de CONIL y de Zahara, donde se han repetido/ los armamentos, con tan buenos sucesos que me/ han enseñado a conocer su liberal y pronto arte de/ pesquería, precisa y necesaria en mar, tan expuesta/ a los contratiempos de los vientos, reinando los de/ sus «atravesías» y donde se repiten las tormentas, «empo/ tándose» las olas de leva, revolviéndose hasta/ las arenas del centro, continuando su «bravesa» por dos/ tres, cuatro y cinco días. Y, en fin, llamando las aguas/ el canal, es preciso que corran con intrepidez en las// (r) creaciones de la luna y su plenitud, que llaman los ma/ rítimos Montante y «Juzente», ambas mareas de creciente/ y menguante, que cada una tiene seis horas. En estos días/ son tales las corrientes, que muchas veces precisa a es/ perar el que quiebren para calar los atunes, todas estas/ circunstancias han motivado a los antiguos y modernos/ a mantener semejante armamento, sin haber pen/ sado en otro, y aunque mi inutilidad es tan mínima a/ pruebo su dictamen, y dejándole en opinión tan cierta/ pasaré con licencia de Vuestra Excelencia a tocar en el de BUCHE, IN/ TENTADO EN CONIL, aunque sin logro del fin a que fue es/ tablecido. Desgracia que siempre previno mi atención/ había de suceder, y de haber merecido a Vuestra Excelencia la honra de/ tal deliberación, quizá, Señor, pudiera haber concurrido/ mi lealtad en cosa de su servicio. 

Fuente: Liliane M.ª Dahlmann, Directora-Conservadora del Archivo General Fundación Casa Medina Sidonia, y, Eugenio Chicano, Obra gráfica. Cuadernos del Rebalaje, N.º 50 / Enero-marzo 2022; publicado por la asociación cultural Amigos de la Barca de Jábega, ABJ, de Málaga. 

[CONTINUARÁ el próximo 25 octubre 2024] 

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