domingo, 11 de agosto de 2024

NAUFRAGIOS EN EL LITORAL DE CONIL, 39: “EL SOBERBIO” (1.752) // “NAUFRAGIO Y RESCATE DE UN NAVÍO EN EL SIGLO XVIII”, 04/16. // Genoveva ENRÍQUEZ MACÍAS y Victoria STAPELLS JOHNSON,

De como una chica que, hasta los catorce años, veraneaba habitualmente con su familia en CONIL, allá por los años sesenta y setenta del siglo pasado, estando trabajando, ya adulta, como documentalista en el Archivo General de Indias en Sevilla (AGI), junto a otra Licenciada en Historia, encuentran un papel con la siguiente anotación: Juan Basallote, vecino de CONIL, preso en Cádiz por robo en el naufragio del SOBERBIO”. Esta casualidad y las relaciones personales con esta Villa y ese apellido, les hizo remover legajos en busca de más información, fruto de ello es el artículo que en varias entradas se va a transcribir en este blog, contando con la debida autorización.

El navío naufragado en la playa de La Barrosa nació como mercante en 1738, originalmente llamado “San Francisco de Asís”, propiedad del mercader gaditano Guillermo Terry y Ronan, que sin ser estrenado como tal fue incorporado a la Armada por la Corona Española, reinando Felipe V, al declararse una guerra contra Gran Bretaña.

La tragedia del naufragio se plasmaba con toda nitidez y crudeza en cuantos documentos consultaban, dominando el robo de los restos llegados a la playa por los vecinos de los pueblos cercanos, como CONIL y Chiclana. Así recordaron lo oído tiempo atrás a la anciana conileña María Basallote que contaba “… como, cuando llegaba noticias de un naufragio, los vecinos corrían a la costa, envueltos en manta para ocultarse en la noche y poder saquear entre los restos …”. 

La torre del “Puerco”, límite entre los términos de Conil y Chiclana. Fuente: “guiadecadiz punto com”.

[VIENE del 4 de agosto] 

Nota: Todo el texto escrito en letra cursivaitálica o bastardilla, se corresponde a la transcripción original del artículo. Las imágenes han sido seleccionadas por el transcriptor, con indicación de la fuente y autoría siempre que ésta haya sido posible identificar. 

« EL NAUFRAGIO: UN ESCENARIO PARA LAS MISERIAS HUMANAS (13) .

Si bien estaba previsto que el tornaviaje lo hiciera acompañado del navío “La Flora”, el incidente con la arboladura y su regreso a Veracruz hicieron que el “SOBERBIO” emprendiera solo este viaje de vuelta. Según el contramaestre Bicheron, durante el trayecto no hubo incidencias reseñables; ni siquiera hablaron con otra embarcación, y todo transcurrió con normalidad hasta que llegaron a la bahía [golfo] de Cádiz al amanecer del 1 de febrero, día en que sobrevino un gran temporal. Para evitar ser arrojado contra la costa, dio fondo con dos cables a un cuarto de legua de la misma, pero la fuerza del viento los arrancó y se vio lanzado contra la tierra sin poder rebasar el cabo Roche ni virar mar adentro. A partir de este momento se sucedieron más de veinte horas de larga e irremediable agonía.

[Ambientación] Torre Bermeja en la playa de La Barrosa, al fondo castillo de Sancti Petri. Fuente: Biznaga Ecomensajeros, “google punto com”. 

Viendo que la única solución era varar, para salvar vidas y carga, se esforzaron en marear el trinquete y echaron el ANCLA DE LA ESPERANZA [1], pero no fue posible remediar la comprometida situación y decidieron cortar los palos para evitar que el navío se abriese por la mitad. Así se mantuvieron hasta las doce del mediodía, hora en que arreció el temporal y la fuerza de la corriente, inundándose el casco. A la una de la tarde se empezó a desbaratar la popa, y a las tres estaba ya todo descuartelado hasta el palo mayor. Entonces empezó a bajar la marea y los tripulantes se dispusieron a echar el bote al agua al tiempo que se hacían jangadas [2], pero el bote zozobró y las balsas no se aprovecharon porque se rompieron los cabos. En ellas sólo se salvaron unos pocos.

Para entonces ya habían acudido a la playa de La Barrosa los habitantes de los pueblos cercanos de CONIL y Chiclana. El aviso lo dio el hombre que hacía de vigía en una de las torres de la playa [3], y al parecer la voz se corrió deprisa porque se sabía ya desde la una de la tarde, de manera que los lugareños acudieron en masa y se limitaron a contemplar el espectáculo, esperando con avidez que los restos fueran llegando a la orilla. El recio temporal, la lluvia incesante y el frío del invierno no fueron obstáculo para que se desarrollase a partir de entonces lo que sin exageración podemos calificar como un ESPECTÁCULO DANTESCO.

[Ambientación] “The Shipwreck”, óleo sobre lienzo, Joseph Mallord William Turner, 1805. Fuente: “artsandculture.geogle punto com”. 

A lo largo de la tarde el pánico ya era general en el “SOBERBIO”. Los que sabían nadar se arrojaron al agua y consiguieron llegar a la orilla bastante maltrechos, y sólo uno de ellos murió horas después. Los demás, rezando y confesando a gritos sus pecados, seguían apelotonados en el castillo de proa, luchando por mantenerse asidos a las maderas y cabos y no pocos intentando al mismo tiempo agarrar sus posesiones más valiosas. Algunos desesperados se tiraron al agua con el peso de sus tejos de oro y plata, de los que no se querían desprender, lo que provocó que se ahogaran sin remisión. Sus cuerpos empezaron a llegar a la orilla y SOBRE ELLOS SE LANZARON LOS LUGAREÑOS ALLÍ CONCENTRADOS —entonces, más de quinientos— PARA ROBARLES CUANTO LLEVASEN, incluso los botones de oro y plata de las ropas que lucían los pasajeros más principales. 

[Ambientación] El naufragio, de J.M.W. Turner (1775-1851). Fuente: “elconfidencial punto com”, 24 febrero 2014. 

Abundando en estas miserias, podemos citar la triste suerte de un niño de catorce años que viajaba con su padre, don Juan Alonso Romero. Éste, desesperado, viendo que el navío se hundía irremediablemente, montó a su hijo en una de las balsas vistiéndole con dos chalecos de lienzo. Pero no se trataba sólo de abrigarle y salvar su vida, sino de salvar también SETENTA DOBLONES DE ORO cosidos en esas ropas, dinero que evidentemente embarcó sin pasar por el preceptivo registro. Además, a las maderas de la balsa ató DOS TEJOS DE ORO, pero una ola rompió los cabos y, viendo que se perdía la jangada, el padre ofreció doscientos pesos a un mozo del navío para que la recuperase. El hombre se lanzó al agua, pudo hacerse con ella y se dirigió a tierra. Posteriormente declaró que en la orilla le atacaron unos hombres y le amenazaron de muerte para quitarle los chalecos. No sabemos si aún los llevaba encima el niño, más bien se infiere que el marinero había matado o arrojado al agua al chico y se quedó con el botín, que a su vez le fue robado en tierra por los saqueadores. Es impresionante el testimonio, porque nos demuestra que la vida de ese niño valía bien poco incluso para su padre, el cual se arriesgó a cargarle con unas ropas que, caso de caer al agua, como era perfectamente previsible, le hubieran impedido flotar. Por otra parte, tuvo que ofrecer dinero para que alguien se ocupase de manejar la balsa y salvar al niño, y para terminar de componer este cuadro trágico, el hombre que aceptó el encargo lo mató para quedarse con los preciados chalecos, que finalmente le fueron arrebatados por los saqueadores. »

[Ambientación] Naufragio de la goleta “Santa Eulalia”, 2013, Carlos Jurado Rodríguez. Fuente: “artelista punto com”. 

Nota de las autoras:

(13) La información de este epígrafe se encuentra en los legajos del AGI Contratación, 5159; Consulados, 863 y 864; México, 2972; y Arribadas, 33, 172 y 276A

Notas del transcriptor:

[1] Ancla de la esperanza es el nombre que se da a la tercera ancla en el orden de contarlas, pero la principal y más pesada de las cuatro que toda embarcación mayor lleva trincadas a proa, por la parte exterior del costado. El ancla de la esperanza acostumbra a ir colocada en la banda de estribor. Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre.

[2] Jangada.- Balsa o plataforma [realizada con madera liviana]. Fuente: RAE.

[3] Podría haber sido la torre del “Puerco” o la “Bermeja”. 

Fuente: “El SOBERBIO. Naufragio y rescate de un navío en el siglo XVIII”, por Genoveva Enríquez Macías (Universidad de Sevilla) y Victoria Stapells Johnson (Universidad de Ottawa, Canadá). Revista de Historia Naval; Instituto de Historia y Cultura Naval Armada Española; N.º 93, Año XXIV, 2006, pp. 33-56. // Tesis doctoral: “Guillermo Terry, armador en Cádiz y su navío SOBERBIO. Guerra y comercio en la primera mitad del siglo XVIII”. Autora, Genoveva Enríquez Macías, Director-Tutor, Pablo Emilio Pérez-Mallaína Bueno. Universidad de Sevilla, febrero 2023. 

[CONTINUARÁ el próximo 18 de agosto]  

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