Una “patente de hermano”, en el contexto de una hermandad o cofradía, es un documento que certifica la pertenencia de un individua a esa organización. Es similar a una credencial o certificado, confirmando que la persona es un miembro oficial y con derechos y deberes dentro de la hermandad. // La “patente” sirve como prueba de que el individuo es hermano o cofrade de la hermandad, y por lo tanto, tiene derecho a participar en sus actividades y eventos. // Históricamente, las “patentes” también se usaban para certificar los beneficios espirituales y otros privilegios que la hermandad ofrecía a sus miembros, como el acceso a la sepultura en el camposanto de la hermandad. // Para obtener la “patente”, es necesario cumplir con los requisitos de admisión establecidos por la hermandad, los cuales pueden incluir ser bautizado, profesar la fe católica, no haber sido apartado de la comunión eclesiástica, y tener la aprobación del Hermano Mayor. // Fuente: Texto creado por IA Google, 3 junio 2025.
Al parecer, actualmente, esta antigua tradición de algunas hermandades, como la del Nazareno de Conil, no se practica, pero hay constancia de que a mediados del siglo pasado sí se hacía, desconociéndose desde cuando, como se puede comprobar observando la que se reproduce a continuación, de marzo de 1934, en plena Segunda República, para un recién, y joven, veterinario llegado a esta Villa.
Reproducción digital de la patente aludida. Fuente: “Fondo Iglesias Pérez”.
REPRODUCCIÓN DE UN PAR DE “PATENTES”:
Antigua “patente” de la Hermandad de Nuestra Señora de las Montañas, de Villamartín. Fuente: “villamarticofrade.com”, 17 abril 2018.
Artística “patente de hermano” de la Hermandad de Caballeros de Nuestra Señora del Carmen Coronada, Jerez de la Frontera, 1950. El nombre del hermano se ha difuminado digitalmente para mantener su privacidad. Fuente: “todocoleccion.net”
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