Se pretende con estas entradas, dar continuidad, como así lo declaraba la Plataforma “La Laja”, en el editorial del primer número del boletín, a la defensa, difusión y conservación del patrimonio natural y cultural de nuestra villa, reproduciendo todos aquellos artículos que, a pesar del tiempo transcurrido, se mantienen de actualidad, o bien es interesante su recuerdo, como una forma de valorar lo que en este campo se ha realizado, dando el OK como objetivo conseguido, o el tirón de orejas como meta no alcanzada.
“La Laja cree que para conservar y mejorar nuestro patrimonio se precisan dos condiciones. Primero es necesario CONOCERLO, porque sólo así aprenderemos a valorarlo, a quererlo y a RESPETARLO como obra anónima que es de nuestros predecesores y del tiempo. De lo que se trata, en segundo lugar, es de CAMBIAR DE ACTITUD. Si lo conseguimos, no debería haber impedimentos económicos, ni excusas de otra índole, que nos hagan olvidar la importancia que posee mantener y acrecentar dicho legado. La ignorancia es destructiva; por tanto, la EDUCACIÓN debe jugar un papel estratégico en la conservación.”
Foto 1: Derrumbes en la zona en que se encontraba el fósil de ballena. Boletín 1, p. 21, otoño 2002.
4. MAL USO DE LOS RECURSOS.
Para el municipio de Conil hay dos recursos naturales que resultan imprescindibles teniendo en cuenta las tendencias de su actividad económica. Se trata del recurso agua y del recurso paisaje.
a) El agua.
Los recursos de agua de un territorio pueden ser superficiales y/o subterráneos. Los superficiales proceden de los ríos y, en nuestros climas mediterráneos, con clara sequía estival y otras sequías de período más largo, esas aguas se embalsan para asegurar el suministro continuo. Así el suministro que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir proporciona a Conil procede de la cuenca del Guadalete y de los pantanos de Los Hurones y Guadalcacín, junto con otras poblaciones de la llamada Zona Gaditana (las de la Bahía de Cádiz, más Sanlúcar, Rota, Chipiona, Jerez y Paterna).
Los recursos subterráneos proceden del acuífero que existe en el subsuelo del término municipal y que el Instituto Tecnológico y Geominero de España (ITGE) ha llamado Acuífero Puerto Real-Conil, por extenderse bajo estos municipios y Chiclana. Se trata de un acuífero detrítico (en arenas, areniscas y calcoarenitas del Mioceno superior y Cuaternario), superficial, libre, semiconfinado, bastante uniforme, aunque su profundidad varía con la topografía, y en contacto con la línea de costa en gran parte de su trazado. Este acuífero es el que ha permitido el desarrollo tradicional de las huertas de Conil y ha permitido una agricultura de pequeña propiedad de valoradas hortalizas, frutas y verduras. El citado ITGE hizo un estudio hidrogeológico de la Provincia de Cádiz por encargo de la Diputación Provincial en el año 1985 (no se ha vuelto a hacer nada después), y en él se considera al acuífero excedentario, con aguas que poseen “concentraciones elevadas de nitratos debido a contaminación agrícola” y “contenidos de cloruros localmente muy elevados que indica fenómenos de intrusión marina”. El acuífero, ya en el 85, se estaba contaminando y sufría penetración local de agua salada del mar por sobreexplotación de la dulce próxima a la costa. Sin embargo, el citado informe no dice que el acuífero estuviese descendiendo o sufriese mayores extracciones que recargas generadas por las lluvias.
Foto 2: Construcciones en el campo con apartamentos “tipo barracón” para alquiler. Boletín 1, p. 21, otoño 2002.
En la actualidad nos encontramos que los mismos agricultores – o al menos para la misma superficie de cultivo – reivindican nuevos suministros de agua; se pide que a Conil llegue más agua y ahora de una procedencia distinta: de la cuenca del río Barbate, de una nueva presa que demandan a la Administración en el río El Álamo en Alcalá de los Gazules. El agua, así traída desde el P.N. de los Alcornocales no tendría el grado de contaminación del acuífero actual. Por otro lado, los nuevos pozos cada vez han de ser más profundos; sitios donde hace unos 10 años se extraía agua a 15 metros, ahora se tiene que hacer a 40, en una prueba clara de que el nivel medio anual de recurso subterráneo está descendiendo. Es decir, se extrae más de lo que se recarga y cada vez de peor calidad. Esto es, por definición, lo que se llama uso insostenible del agua subterránea. Lo mismo podríamos decir del agua superficial; si la de nuestros ríos no nos basta, si el suministro actual tampoco, si hay que buscar nuevos suministros en nuevas cuencas ,,, y si no se va a controlar la demanda, llegará el momento en que nuestras necesidades no puedan ser atendidas por los recursos de la zona. Estamos ante un uso insostenible del agua superficial.
Foto 3: Construcciones inapropiadas en sitios inapropiados. Boletín 1, p. 21, otoño 2002.
En efecto, si observamos los datos de la Junta de Andalucía sobre consumos de agua en la zona de La Janda vemos que los de Conil son los más elevados de la comarca, aunque inferiores a los de Chiclana, el término con mayor consumo de agua por habitante.
CONSUMO DE AGUA EN LA JANDA Y ORIGEN DEL ABASTECIMIENTO | ||
POBLACIÓN | ABASTECIMIENTO | CONSUMO ESTIMADO (*) |
Alcalá de los Gazules | Ayto. Montero/acuífero | 160 – 0,32 |
San José del Valle | Zona Gaditana | 160 – 0,25 |
Paterna de Rivera | Zona Gaditana | 198 – 0,37 |
Medina Sidonia | Zona Gaditana/acuíferos | 180 - 0,71 |
Benalup-Casas Viejas | Acuífero Vejer-Barbate | 185 – 0,41 |
Conil de la Ftra. | Zona Gaditana/acuíferos | 308 - 1,90 |
Vejer de la Ftra. | Acuífero Vejer-Barbate | 266 – 1,20 |
Barbate | Acuífero Vejer-Barbate | 275 – 2,19 |
(*) litros/habitante/día – Hm3/año.
Foto 4: Ni campo ni ciudad; los invernaderos de agricultura intensiva junto a viviendas para alquilar en la zona de Roche Viejo. Boletín 1, p. 22, otoño 2002.
En Conil se consumen más de los 250 litros/habitante/día que permiten un buen nivel de vida y que es una media racional propuesta por los defensores de un uso sostenible del agua.
El agua tiene tres usos básicos: el urbano, el industrial y el agrícola. El industrial en Conil se confunde con el urbano, dado que hasta ahora no ha existido polígono industrial alguno y el actual inicia su funcionamiento. Los consumos agrícolas no deben haber aumentado ya que no se han puesto nuevas superficies en regadío, por el contrario, se han debido reducir al ir implantándose sistemas de riego más eficientes, localizados y de tecnología avanzada. Lo que ha disparado el consumo y encubre las nuevas demandas es el agua que necesita la proliferación desordenada e ilegal de segundas residencias, así como a la pretensión de un continuo desarrollo urbanístico y turístico que el territorio, en este caso su recurso agua, no puede sostener.
Así las cosas, en Conil, respecto al agua se necesita:
a) Conocer cuáles son los recursos subterráneos reales, tratando de cuantificar las extracciones y las recargas. Es necesario conocer los pozos reales que existen (legales e ilegales), el agua que extraen, y la evolución del recurso.
b) Controlar la demanda de suministro urbano, fomentando medidas de consumos ahorradores y no permitiendo instalaciones residenciales de consumos hídricos propios de otros climas. De la misma manera que se controlan parámetros urbanísticos en las nuevas instalaciones, es necesario controlar las superficies de praderas de césped o de plantaciones fuertemente consumidoras de agua.
c) Plantearse como inversión prioritaria del Municipio la instalación en la depuradora del nivel de depuración terciario que permita la reutilización del agua depurada para usos industriales no relacionados con la industria alimentaria y para riegos y limpiezas urbanas.
Foto 5: Serie completa de viviendas ilegales en el carril del Scherif. Boletín 1, p. 22, otoño 2002.
b) El paisaje
Es otro recurso sin el cual sería imposible el actual desarrollo económico del municipio. Sin embargo, ningún responsable municipal parece preocuparse por él. Los mayores “desprecios” a la calidad paisajística los encontramos en la zona litoral, precisamente la que más habría que cuidar. Como muestra podemos apuntar lo siguiente.
El descuido de la zona litoral de las Calas de Roche, zona provista de una vegetación variadísima, con adaptaciones interesantes y con especies de gran valor ecológico, con un suelo rojo frágil, muy poco potente y muy erosionable. La barrera vegetal que instaló la Consejería de Medio Ambiente al borde de su carretera, con especies alóctonas, no es garantía de protección. Continuamente entran vehículos motorizados y la sobrecarga peatonal merecería una mejor señalización y diseño de caminos, además de un cuidado de adecentamiento y recogida de residuos procedentes de los usos playeros. La desidia ante las nuevas construcciones de la urbanización Roche donde, por una disposición firmada en el 96 por el recién elegido Ayuntamiento, se ha posibilitado convertir el frente litoral de la urbanización en un continuo de edificaciones.
E l desinterés por las zonas próximas al puerto pesquero. La Torre de Roche está siempre llena de pintadas, las antenas que la tapan son impresentables y han destruido una buena imagen de paisaje portuario y marinero, la casa abandonada próxima a la torre no se reivindica ni recupera para usos informativos o turísticos, el mirador natural que está al pie de la torre, aunque siempre tiene visitantes u observadores, carece del más mínimo acondicionamiento, protección, información … Los rojos acantilados de la zona portuaria y del entorno de la Cala del Aceite no se valoran en su riqueza natural: se dejó derrumbar el covacho que contenía un vistoso fósil de ballena, no se aprecian los enormes bancos fosilíferos existentes en todo el acantilado, ni su karts incipiente, ni sus marmitas de gigante hechas por las aguas … Y las riberas del río Roche son auténticos vertederos, con pateras abandonadas incluidas.
La zona supuestamente agrícola y no urbanizable que va desde los acantilados a la N-340 es un verdadero “desmadre”: ni campo ni ciudad. No solo se instalan viviendas ilegales sino verdaderos conjuntos de apartamentos de formato “barracón” y promociones de chalets (Roche Viejo, Dehesa de la Villa, Vega Apreciada, …). Todo esto sin solución de continuidad con zonas de invernaderos de agricultura muy intensiva. Continuamente se hacen carreteras ilegales (donde solo debería haber pistas forestales) para dar servicios a viviendas ilegales (y se ganan así votos).
Se deja invadir y degradar el monte público de la Dehesa de Roche. Las carreteras que se han ensanchado han sido desposeídas de los árboles que las bordeaban (la N-340 en El Colorado también) y no existen indicios de que se diseñen nuevas plantaciones. Esperamos que la futura circunvalación lleve consigo un ajardinamiento y tratamiento de bordes de calidad y sensibilidad.
Foto 6: Viviendas ilegales (algunas en construcción) en la cuesta de Verón. Las nuevas señalizaciones urbanas también invaden el campo. Boletín 1, p. 22, otoño 2002.
El término de Conil venía manteniendo una señalización de sus caminos y vías pecuarias de buen gusto, bajitas, hechas de mampostería y con el nombre en azulejos; de la noche a la mañana esta señalización ha sido superada (en número, altura, visibilidad, …) por unas nuevas señales metálicas, impersonales y vulgares, cargadas de letreros mayormente inútiles y reiterativos, haciendo muchas de ellas mera publicidad de negocios privados.
Para terminar, las pequeñas marismas existentes en la margen izquierda de la desembocadura del río Salado, que suponen una diversificación paisajística interesante, no se valoran. La zona de Castilnovo no se puede visitar o no se puede pasear por ella, a no ser que se venga caminando desde el término de Vejer. La construcción de un puente peatonal sobre el río, que permita acceder a pie a la Playa de Castilnovo no ha merecido la atención del Ayuntamiento.
En definitiva, parece dominar la idea de que un municipio turístico es el que tiene cantidad de construcciones para turistas, pero se olvida que los turistas vienen por un paisaje, por un ambiente, por una naturaleza no vulgar, especial y cuidada. Conil posee esa naturaleza especial, pero no podemos decir que éste cuidada. Se necesita una verdadera concejalía u oficina que se encargue del cuidado del campo (como solemos llamarle a lo que no es pueblo), pero no para ir modificándolo hacia lo urbano, sino para mantenerlo y conservarlo con sensibilidad y conocimiento.
Fuente: “Informe sobre el deterioro del Patrimonio Natural e Histórico de Conil”, Boletín 1 La Laja, Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Conil, pp. 17-23, otoño 2002.
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