jueves, 28 de septiembre de 2023

DE VUELTAS CON LAS CHOZAS Y LOS CORTIJOS, 3 de 4 (1995).

[continuación]

Por su interés etnográfico y como testimonio de un tipo de vivienda que nos llegó hasta, prácticamente, finales del siglo pasado, se transcribe este extraordinario artículo de AMÉRICA JIMÉNEZ HERNÁNDEZ. [3ª parte] 

«” … CARACTERÍSTICAS GENERALES

Vistas las características específicas que muestran cada tipo de chozo pasamos a continuación al estudio de los aspectos comunes a los tres.

En primer lugar hay que hablar de su ubicación. En líneas generales los chozos que se conservan se sitúan agrupados formando <poblados> (7) fuera del núcleo habitado, en el entorno agrario de las localidades. Sus habitantes son agricultores que trabajan bien las tierras donde se asientan (en unos casos son propietarios directos y en otros colonos), o bien, las tierras de los alrededores (jornaleros). El <poblado> está constituido normalmente por una unidad familiar, es decir el matrimonio, y los hijos. Son varios los chozos que lo componen, dependiendo su número de las necesidades de la misma, ya que cada chozo se utilizará con una función específica: como cocina, dormitorio, despensa, establo, granero, gallinero, cochiquera, para guardar aperos de labranza, trastos viejos, etc.

Figura 5: “Cortijo” (cocina), Cañada del Taraje, Vejer de la Frontera. 

No falta tampoco un horno para cocer el pan, un pozo, una empalizada para encerrar al ganado, otra para proteger la huerta y una cerca de estacas o cactus. En algunas ocasiones también se pueden encontrar cañizos para meter el coche y construcciones modernas de un piso que están sustituyendo a los chozos-dormitorio. En cuanto a su distribución y orientación hay que subrayar que aunque no es fija, se suele seguir una norma general: los chozos dormitorio, cocina y despensa se construyen próximos formando entre sí un pequeño espacio empedrado que se cubre con un <sombrajo>. Este cumple una función fundamental: protege de la lluvia y del sol del verano, convirtiéndose en un lugar idóneo para el desarrollo de la vida diaria. Se levanta sobre palos y se cubre con cañas, ramas o material de desecho, como sacos de lona, etc. Los dos chozos imprescindibles por excelencia son la <candela> o cocina y el dedicado al dormitorio. El primero obviamente es el lugar donde se cocina y por tanto donde se instaló, en otro tiempo, el fuego y, hoy, infiernillos y cocinas de gas. El hogar se situaba en el centro (8) o en un rincón de la estancia y consistía en tres piedras, una central donde se apoyaban los troncos y dos laterales que evitaban que el fuego se extendiese. Al no existir chimenea el humo salía por los huecos del ramaje.

Actualmente la cocina se dispone junto a la pared y también, a lo largo de la misma, algunos muebles donde se guarda la vajilla, que sustituyen a las viejas alacenas hechas de caña, y otros enseres como el fregadero, tinajas para el agua, la nevera, la televisión, etc. (9). En el centro se coloca una mesa y varias sillas que convierten, hoy como ayer, a esta habitación en un lugar de estar. Los chozos empleados con esta función son del tipo A y B y nunca del tipo C. 

[Imagen no contenida en el artículo original, añadida por el transcriptor a efecto de ambientación] Pozo, pila y cortijo, hacia 1969. Colección particular Martín Caro. “Conil en la Memoria”, p. 106, 2004. 

El otro chozo al que nos referíamos es el empleado como cuarto de dormir. Es el lugar donde duermen todos los miembros de la familia, a no ser que sean muchos, en cuyo caso se construirán dos. Este uso implica que generalmente se divida el espacio en dos o tres estancias separadas por uno o dos muros respectivamente. Estos se trazan paralelos a las paredes más cortas, a uno y otro lado de la puerta. Son de caña (tipos A y B), de mampostería encalada (tipos B y C) y raramente de ladrillo o cemento (tipos B y C), llegan a media altura dejando la puerta en el centro y empleando como tal una cortina. No obstante, aunque pocos, se han constatado ejemplos en los que no existe esa compartimentación. En el interior se distribuyen junto a la pared todos los enseres propios de esta habitación: mesillas, armarios, arcas y camas , en otro tiempo <el catre de cruceta> que se realizaba con varios palos hincados en el suelo, un somier de estacas de madera y un colchón de paja de junco.

NOTAS:

(7) Aunque hoy se levantan chozos, de forma aislada, destinados a almacén o cuadras, con frecuencia cuando se ha encontrado uno sólo es porque el resto del grupo ha desaparecido.

(8) Al referimos al centro lo hacemos en el sentido de estar alejado de la pared.

(9) No cuentan con agua corriente, debiéndose extraer del pozo; el alumbrado es de gas y los electrodomésticos funcionan con batería. ...”» 

[continuará] 

Fuente: “Chozos con techumbre de castañuela”. Autor: América Jiménez Hernández. Narria: Estudios de artes y costumbres populares. n.º 69-70, 1995, pp. 14-20. 

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