Fuente: Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca Digital. Biblioteca Digital Hispánica.
Al sacar esta publicación, el 7 de noviembre de 1832, su fundador y director, el periodista y dramaturgo José María Carnerero, la considera como la “Serie segunda” de la que ha estado publicando hasta el día uno con el título “Las cartas españolas” (1831-1832). Ocupará un papel importante en la prensa política del periodo, incorporando también el periodismo noticioso, así como los artículos de costumbres y de viajes y la reseña y la crítica teatral, literaria y artística. Incluirá artículos de economía, historia y doctrinales y noticias extractadas de periódicos extranjeros y españoles, así como de legislación y nombramientos. Entre sus secciones aparecen Crónica general, Costumbres o Variedades, y publicará también composiciones en verso, epigramas y anuncios de bibliografía, incluso el precio de los granos en los mercados provinciales y estadísticas.
Su carácter político es de un marcado oportunismo, pues ya su subtítulo: “periódico dedicado a la Reina Ntra. Sra.”, refleja su inicial carácter de adulación monárquica, calificada de demagógica, dado el carácter de su hábil fundador, que había ya participado en enfrentados campos políticos: desde ocupar puestos de responsabilidad en el gobierno bonapartista, a comunero o fernandino.“La revista española” servirá para criticar y tumbar como sustentar a los ministerios que se suceden, ya sean moderados o liberales.
Coincidiendo con del óbito de Fernando VII (1833), la publicación pasa de bisemanal (miércoles y sábados) a trisemanal (martes, viernes y domingos) a partir del 27 de septiembre de 1833. Será diario a partir del uno de abril de 1834, reduciendo al mismo tiempo su paginación más habitual, de 8 ó 6 páginas a 4. Y un año después, el uno de marzo, se refundirá con el progresista “El mensagero de las Cortes” (1834), momento este en que empezará a dirigirla el director de este periódico, Antonio Alcalá Galiano(1789-1865), con el título “Revista española-Mensagero de las Cortes”, tornando entre liberal exaltada y moderada.
Uno de los aspectos más interesantes en la historia del periodismo y la historia literaria española es la participación de Mariano José de Larra (1809-1837) como crítico teatral y articulista político-satírico de “La revista española” con el seudónimo Fígaro, a partir del 15 de febrero de 1833. Esta moda del seudónimo también será utilizada por Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882), con El curioso parlante, para firmar sus artículos de costumbres madrileños, y Serafín Estébanez Calderón (1799-1867) con el seudónimo El Solitario.
También colaboran en verso el dramaturgo Manuel Bretón de los Herreros(1796-1873), José Espronceda (1810-1842) o Adolfo Ribelles, así como el economista y literato Manuel María Gutiérrez, el militar Evaristo San Miguel (1785-1862), el dramaturgo Juan de Grimaldi (-1872), Jesús María López, Ramón González Elipe, Ramón Calvet, Aniceto de Álvaro, el hermano del fundador, Mariano Carnerero(1787-1843), y Dionisio Alcalá Galiano, hijo de Antonio.
“Revista-Mensajero”se fundirá, el 27 de agosto de 1836 con “El nacional”, que había aparecido el diez de enero de ese año, creando el título “Revista nacional” (1836-1837).
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