Página del “DIARIO DE CÁDIZ” cuando se público este cuento el 22 de diciembre de 1991.
LOS GARABITATES
Esto dice que era un padre cura que tenía mucha dificultad para conservar con él a los monaguillos, y un día trajo un monaguillo nuevo que lo iba a servir también en la casa. Y le dice:
- Venga, que yo te voy a enseñar todos los movimientos de la Iglesia y los nombres de las cosas.
Y entonces le dice:
- Mira.
Había unos zapatos en el suelo, y le dice el padre cura al monaguillo:
- ¿Tú sabes cómo le dicen a eso?
Y le dice:
- Esos son los zapatos.
Como lo había escuchado siempre decir el chiquillo. ¿Cómo si no?
Dice:
- No, esos son los chirlosmirlos.
Y dice el zagal:
- Bueno, serán los chirlosmirlos.
Más allá se encuentran unos calcetines, y le dice el padre cura:
- Y eso, ¿qué es?
Dice:
- Esos son los calcetines.
Dice:
- No, hombre, no. ¡Esos qué van a ser los calcetines! Esos son los garabitates.
El nombrecito le pareció bien raro al monaguillo, pero como él no era quien para estorbarle al cura, pues no dijo nada.
Siguen para adelante y se encuentran un gato. Y dice el padre cura:
- Y esto, ¿sabes tú lo que es?
Dice:
- Mire usted, padre. Eso es un gato.
Él pensando ya que le iba a decir otro nombre raro de esos.
Y dice:
- No, hombre no. Es esa la carimoncia que caza a los ratos.
Al monaguillo todo aquello le pareció muy raro, pero se calló otra vez.
Siguieron andando por la casa y el cura lo llevó a la cocina y le señaló con el dedo la chimenea y le dijo al monaguillo:
- ¿Y esto?
Y le dice:
- Padre cura, eso es la candela.
Y dice:
- ¿Qué candela ni que candela? ¿Dónde te han enseñado a ti a hablar, que todo lo confundes? Eso no es la candela, eso es la paciencia.
Dice el monaguillo:
- Bueno, pues la paciencia será, y se dijo sin que lo escuchara:
- Paciencia es lo que yo voy a tener que echar, y mucha, para seguir aquí.
Y ahora lo subió el cura al piso de arriba, que es donde estaba el pajar, y le sigue otra vez enseñando al monaguillo.
Le dice:
- ¿Y esto qué es?
Dice:
- Es un pajar, padre. Eso es un pajar. Eso lo está viendo un tonto.
Y es que el monaguillo estaba ya pero mucho más que mosca.
Le dice el cura:
- No, no, hombre, no. Ese es el bitote.
Detalle de la ilustración con que se acompañó el cuento.
Bajaron otra vez, pasaron por la cocina, y lo llevó al cuarto donde tenía los chorizos, las morcillas, … Todas las cosas de la matanza. Estaban allí todos muy bien colgados.
Y le dice:
- Y esto, ¿sabes tú cómo le dicen a esto? Porque es que como no lo sepas, yo no sé qué sabes tú.
El cura para guasearse de él que es para lo que se estaba inventando todo eso. ¡Con razón le duraban tan poco los monaguillos!
Y le dice:
- Padre, pues los chorizos.
Dice:
- No, hombre, no. ¡Esos qué van a ser los chorizos! Esos son los helicotes.
Y después le hizo otra vez con las morcillas y con otras cosas.
Bueno, pues el zagal no le gustó el plan del cura y aquella noche se levantó de madrugada y cogió un saco y lo llenó de todos los chorizos y todas las morcillas. Y todo lo que había allí lo metió en el saco, y después le metió fuego al hopo del gato.
Y cuando se salió afuera, desde lo alto de un balcón, de un pajarete que había, dice:
- Padre cura.
Ponte los chirlosmirlos
y también los garabitates
que la carimoncia que caza los ratos,
Se le ha llenado el hopo de experiencia
Y como no juegues con paciencia se te quemará el bitote.
Y adiós, que yo me voy con los helicotes.
ANTECEDENTES:
* Me lo contó Sebastián Aguilera García, de Villamartín, el 4 de septiembre de 1987.
* Las versiones andaluzas de este cuento del tipo 1562A, que había publicadas son dos en El Folk-lore Andaluz, revista de la que era director el padre de los hermanos Machado y una gaditana de Larrea.
* Hay versiones asturianas, leonesas, castellanas y extremeñas, así como catalanas.
* En países de Hispanoamérica también existen versiones. Concretamente en Santo Domingo, Puerto Rico, Cuba, Chile y en el sur de Estados Unidos.
* Por otra parte se han recogido dos versiones portuguesas y algunas brasileñas.
Fuente: Suplemento de Cultura de “DIARIO DE CÁDIZ”, del 22 de diciembre de 1991; JUAN ANTONIO DEL RÍO CABRERA, colaboración MELCHOR PÉREZ, dibujos de ZOCAR.
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